Dislexia en niños: cómo identificarla y cuándo debemos tratarla
La dislexia es un trastorno del aprendizaje con dificultades en la lectura y la escritura. Es la responsable de hasta el 40% del fracaso escolar.
Cada niño tiene un ritmo diferente de aprendizaje, algo habitual y, por tanto, no necesariamente preocupante. Sin embargo, si con el paso del tiempo hay problemas recurrentes en la lectura y la expresión escrita, conviene hacer saltar las alarmas y estar pendiente de otras manifestaciones en su desarrollo: son dos síntomas de dislexia.
Pero ¿qué es exactamente la dislexia? “Es un trastorno especifico del aprendizaje con dificultades en la lectura y en la escritura”, tal y como explica una de las directoras del Gabinete Orienta, la psicopedagoga Andrea Nieto. “Se dice que uno de cada diez niños puede presentar dislexia”. De hecho, hasta un 40% del ‘fracaso escolar’ es debido a este trastorno, como explica la organización Change Dyslexia. Identificarla a tiempo es muy importante.
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Síntomas en los más pequeños
Los signos de alerta de la dislexia dependen de la edad del niño. Nieto recomienda no alarmarse, sobre todo si el niño es muy pequeño: “En edades tempranas, muchas veces el problema no son los niños, si no el sistema educativo, que se ha adelantado”, cuenta. “A un niño con cinco años no se le dice que tiene dislexia: se trabajan cosas y, si con el paso del tiempo (hacia los siete años, aproximadamente), sigue teniéndolas, lo ideal es derivarle a un especialista, para que haga una evaluación y determine lo que sea”.
Cuando son pequeños, un niño que pueda desarrollar dislexia quizás hable como un niño de menor edad o pronunciar mal palabras: se da un desarrollo tardío del lenguaje. Puede que tenga problemas para rimar o para mantener el equilibrio, que le resulte confuso el vocabulario específico y que desarrolle, a causa de esto, problemas de impulsividad y en las habilidades sociales.
“También pueden invertir las letras o los números cuando empiezan a escribir, aunque eso es bastante común. Si tu hijo no identifica bien los sonidos de las letras, o le cuesta distinguir y visualmente recordar las vocales, por ejemplo, también puedes dudar. Otra señal es que les cuesta mucho aprender los días de la semana o conceptos temporales, como ayer, hoy, mañana…”, añade la psicopedagoga. “Mi consejo es no alarmarse: es muy habitual que los niños tengan problemas en edades tempranas”.
Manifestaciones en primaria
Ya a partir de los siete años resulta más sencillo identificar los síntomas, como los problemas a la hora de vocalizar palabras nuevas, la confusión a la hora de leer en alto y memorizar, así como una gramática y ortografía deficitarias. Lo ideal es que tanto en el colegio como en casa estén pendientes de estos detalles, para derivarle a un especialista a que le hagan una evaluación específica.
Después, el tratamiento se centra en las necesidades específicas de cada niño. “Cuando son muy pequeñitos trabajamos con la identificación de los sonidos, de las letras, de las silabas…”, enumera nieto. “Siempre teniendo en cuenta la autoestima y motivación del niño, para que no se frustre ni rechace nada que tenga que ver con las letras”.
Cuando los niños son mayores, el tratamiento se centra en técnicas que les ayuden a solventar sus carencias: por ejemplo, las tablas de multiplicar, u otras formas de automatizar la lectura rápidamente. “Ellos se quedan en la fase inicial de reconocer la lectura, tardan más en comprenderla”, explica. “Cuando van avanzando los cursos, te metes en estrategias más visuales, para que puedan comprender mejor los conceptos abstractos, un tema que les cuesta mucho. Más adelante, van a la parte de funcionamiento ejecutivo, a manejar mejor la inteligencia para desarrollar sus habilidades, como por ejemplo técnicas de estudio”.
Explicarlo en casa
Para contarle al niño en qué consiste la dislexia, la psicopedagoga recomienda no ocultarles nada y contárselo con sus propias palabras, para que no se asusten: “Esto no es una cosa que les haga ser diferentes. La dislexia no tiene que ver con la inteligencia: de hecho, a veces los niños tienen altas capacidades”, asegura Nieto. Ella recomienda contárselo y reforzar su autoestima con algo que ‘se le de bien’.
Por ejemplo, si es bueno en baloncesto o en pintura, lo ideal es poner eso en relevancia y destacar que, simplemente, habrá que trabajar un poco más la lectura y la escritura. En niños mayores, el razonamiento es distinto. Si quieren obtener más información, se les puede dar, dependiendo de su nivel de maduración.