Experimentar dolor durante el coito es algo que le ocurre a un gran número de mujeres en algún momento de su vida. De hecho, se calcula que tres de cada cuatro mujeres han sufrido dispareunia, que es como se llama a este trastorno que provoca dolor al mantener relaciones sexuales y que es más frecuente que conocido. Cuando se padece de manera habitual, el sexo se puede convertir en una auténtica pesadilla que provoque miedos y ansiedad, algo muy alejado de lo que nos ofrecen en esencia las relaciones sexuales, y puede llegar a afectar a las relaciones de pareja.
Las causas de que el sexo con penetración resulte doloroso pueden ser de diferente índole, y no hay un perfil concreto de mujer que sea más propensa a padecer dispareunia. En ocasiones las razones son de tipo ginecológico, como padecer una infección en la vulva, endometriosis o vaginismo. También puede darse a por hemorroides, fisuras o artritis en la zona lumbar.
Otro tipo de causas, muy comunes, son las psicológicas. Los tabúes sexuales, el miedo a quedar embarazada, la insatisfacción con nuestro propio físico, problemas de ansiedad o la falta de comunicación en la pareja pueden hacer que la mujer se tense y contraiga de manera involuntaria los músculos vaginales hasta provocar el dolor. Durante el embarazo, se activan todo tipo de temores y se producen un gran número de cambios físicos y hormonales que pueden llevarnos a padecer dispareunia, aunque sea de manera temporal.
Cuando no existe ninguna razón médica para recomendar lo contrario, el sexo durante el embarazo no solo está permitido, sino que es aconsejable de cara al bienestar de la madre y al buen funcionamiento emocional y sexual de la pareja. Más allá del placer, las relaciones sexuales en el embarazo fortalecen el lazo afectivo de la pareja e intensifican los sentimientos que hay entre ambos.
En lo referente al placer sexual, este puede mejorar y proporcionar orgasmos más intensos, ya que durante el embarazo el flujo sanguíneo aumenta y se concentra, sobre todo, en la zona pélvica. Esto es así siempre y cuando la futura madre no se sienta indispuesta a causa de las náuseas o muy cansada, algo que ocurre sobre todo en el primer trimestre.
Por otro lado, el sexo durante el último tramo del embarazo puede facilitar el parto, ya que el semen está compuesto de la hormona que se utiliza para inducir el parto, la prostaglandina. Y el propio acto sexual favorece la producción de oxitocina, otra hormona que facilita que el parto se desarrolle de manera natural.
Una de las causas más comunes que provocan dolor al practicar sexo durante el embarazo es la falta de lubricación, que tiene fácil solución si utilizamos geles y lubricantes específicos, algo que incluso podemos incluir en la relación como un elemento de estímulo del placer.
Lo cierto es que a muchas parejas les produce cierta inquietud mantener relaciones sexuales durante el embarazo. Uno de los mayores temores, completamente infundado, es que la práctica de sexo pueda causar un aborto espontáneo, una idea que hay que abandonar porque no existe ninguna relación entre ambas cosas. Pero si tenemos este miedo es posible que la tensión que nos provoque el coito haga que resulte doloroso.
Esta tensión puede darse también por la inseguridad física al ver cómo cambia el cuerpo de manera vertiginosa durante los meses de embarazo, y bloquear nuestra capacidad para experimentar placer. Por eso es muy importante hablar con la pareja de nuestras inquietudes y miedos, porque juntos se pueden superar y que los dos salgáis beneficiados.
Tanto si estás embarazada como si no, cuando las molestias y el dolor durante el coito son recurrentes y no hechos aislados es muy importante que hables con tu médico para que determine si hay alguna razón fisiológica que te lo provoque. Y si esta no existe, podrá ayudarte a determinar las causas de tipo emocional o psicológico que te lo están causando.
Si las causas son de tipo médico y se nos recomienda detener de manera temporal el sexo con penetración, hay que tener muy claro que las relaciones sexuales no se limitan a él y que, por lo tanto, no es imprescindible para disfrutar de ellas. Mientras no desaparezca la dispaurenia, no tiene ningún sentido que las relaciones con coito continúen, por el bien de la mujer y de la pareja. Existen otras muchas formas de estimulación y placer que la pareja puede poner en práctica y de hecho no tiene porqué descartarlas cuando pueda volver a tener lugar la penetración.
Las caricias, la masturbación mutua, el sexo oral, el estímulo verbal… son formas de dar y recibir placer tan válidas como estimulantes, y si existe una buena comunicación entre la pareja solo pueden llevaros a experimentar y a aumentar las posibilidades de disfrute entre ambos.