Reforzar el suelo pélvico será muy importante durante toda nuestra vida y no solamente en el embarazo y el postparto. Para ello, lo más indicado será realizar los ejercicios de Kegel. Pero antes de aprender a realizarlos hay que saber algo importante: ¿qué es el suelo pélvico? Se trata de un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal a modo de “puente colgante”. Este puente sirve para contener los órganos pélvicos en su sitio y que la vejiga, el útero, la vagina y el recto funcionen correctamente. Además, dará estabilidad a nuestra columna y a nuestra pelvis. Por eso, tonificarlo y fortalecerlo será muy beneficioso para nuestro cuerpo.
Hay tres acontecimientos en la mujer que resultan muy lesivos para el suelo pélvico: el embarazo, el parto vaginal y la llegada de la menopausia. Durante los meses de gestación, la musculatura tiene que soportar el aumento de peso que conlleva el bebé y los cambios hormonales que hace que disminuya su capacidad de contención. En el parto, esta musculatura tendrá que estirarse tanto que puede provocar distintas lesiones como episiotomía o cualquier otra intervención instrumental. Luego, con la menopausia, los cambios físicos que se suceden en el cuerpo también afectan a esta musculatura y hace que se debilite o se lesione.
Para evitar esta debilidad del suelo pélvico lo más recomendado será la prevención. Para ello, los ejercicios de Kegel serán la mejor opción. Cuanto antes tomemos conciencia de la importancia del suelo pélvico, antes podremos minimizar las consecuencias del embarazo, el parto y la temida menopausia. Si queremos ganar calidad de vida tendremos que dedicar, al menos, unos cinco minutos al día para tonificar el suelo pélvico. En cualquier caso, si existe algún problema de suelo pélvico y, como consecuencia, incontinencia urinaria, lo mejor será consultar a un especialista para que nos de las claves de cómo proceder.
El doctor Arnold Kegel elaboró una serie de ejercicios para combatir aquellos problemas de incontinencia urinaria que presentaban muchas mujeres. Esto sucedió en la década de los 40 y, así, nació una serie de ejercicios utilizados, también, para el tratamiento de diversas lesiones y alteraciones. Porque este tipo de ejercicios no solo serán recomendables para la incontinencia urinaria sino, también, para otras complicaciones. Por ello, sus beneficios son infinitos. Lo primero es que se fortalece el músculo pubocoxígeo, situado en el suelo pélvico, al que también llamamos periné o perineo. Mantenerlo en forma servirá para el control de algunas funciones corporales.
Entre los beneficios de fortalecer el suelo pélvico encontraremos: erecciones más fuertes y duraderas, control de la eyaculación y mejora de los orgasmos. Respecto a este último punto, con los ejercicios de Kegel podremos contener la eyaculación al máximo durante el orgasmo y esto acrecentará el placer. Esta parte fortalecida lo que hará será prolongar la parte del clímax y hacerlo más fuerte. Además, también prevendrá la eyaculación precoz. Porque este tipo de ejercicios no son recomendados solamente para mujeres sino, también, para hombres. Como ya hemos comentado, fortalecer el suelo pélvico facilitará el control de la orina y que no se produzcan fugas o incontinencias.
También, mejorarán todos los problemas relacionados con la próstata y prevendrá los prolapsos. De la misma manera, ayudará a aquellas personas que se encuentran recuperándose de una cirugía del aparato genital. Por tanto, como podrás ver, los ejercicios de Kegel no tienen ninguna contraindicación. Al contrario, son todo ventajas.
Lo primero que tendremos que hacer será encontrar nuestro músculo pubocoxígeo. Para ello, cuando estés orinando tendrás que detener el flujo. Ese músculo que se contrae a la hora de cerrar la salida de la orina es el que estamos buscando. Una vez que este esté totalmente reconocido, pasaremos a realizar los ejercicios. Será muy importante tener perseverancia y continuidad para que puedan verse los resultados. Uno de los ejercicios que podremos hacer consistirá en sentarse al borde la cama, o en una silla, y separar ligeramente las piernas. Luego, habrá que poner las manos sobre las rodillas. Con esta posición se conseguirá tener el suelo pélvico en una posición relajada, que ayudará a identificar y controlar mejor el músculo pubocoxígeo.
Luego, deberás inclinar el tren superior del cuerpo hacia adelante y la espalda tendrá que quedar libre y ligeramente inclinada. El siguiente paso será contraer el suelo pélvico con fuerza, con la mayor intensidad antes de sentir dolor. Tendrás que mantener esa contracción durante unos segundos para que poco a poco vaya fortaleciéndose. Después de mantener esa contracción tendrás que relajar los músculos y volver a practicar la contracción. Es necesario repetir esta acción varias veces al día.
Otra opción de ejercicios será tumbarse boca arriba, con la espalda pegada a una superficie y las piernas ligeramente abiertas y flexionadas. Además, las plantas de los pies deben tocar el suelo. Con esta postura se contrae el músculo pubocoxígeo a la misma vez que se levanta la pelvis para hacer fuerza. Tendrás que mantener la contracción durante unos segundos y recuperar la posición de relajación. Estará bien que realices este ejercicio durante unas diez veces al día.