Han pasado ya más de 6 meses desde que Elena Tablada tuviera junto al empresario Javier Ungría a la que sería su segunda hija, Camila. La pequeña nacía en pleno auge de la pandemia y después de que su madre estuviera un tiempo sin poder pisar la calle a causa de esta. “Una raíz negra de 4 dedos, 8 kilos puestos en ese mes y medio, uñas que eran una hoja de papel”, recordaba la modelo como eran estos días en una de sus últimas publicaciones de Instagram, en la que posaba con una enorme barriga que daba cuenta de su avanzado estado de gestación. Tras su nacimiento, la ex de Bisbal no ha ocultado a sus seguidores todas las secuelas postparto que ha sufrido en sus propias carnes –“piernas amoratadas, ojeras infinitas, puntos de la cesárea, pechos doloridos” y que ha mostrado que sigue padeciendo a día de hoy.
“Desde que me quedé embarazada mis costillas me ponen muchos problemas. El lunes metiendo a Camila en la sillita del auto, me debí pensar que era contorsionista e hice una torsión que me dejó hasta sin respiración. Eso por creerme que puedo con todo”, escribía en una storie mientras se sometía a Indiba, un tratamiento indoloro –y que practicaría el mismo Rafa Nadal- cuya función principal es calentar los tejidos de la zona del cuerpo gracias a una corriente de alta frecuencia. Un método con el que la diseñadora aseguraba que estaba notando la diferencia. En el mismo post en el que echaba la vista atrás y rememoraba sus últimos días de embarazada, admitía que esta parte del cuerpo ya estaba siendo fracturada en esos momentos, probablemente por el tamaño de la pequeña (que pesaba 3,6 kilos). “Mi gordish estaba ahí dentro ya frunciendo el ceño y rompiéndome una costilla”.
A principios de este mismo mes, Elena hacía balance de la “primera etapa de alimentación” de su segunda niña. En estos primeros cinco meses de vida, Tablada pasó de darle el pecho a Camila a escoger una alimentación mixta y estar así preparada para pasar a una segunda fase. Ella misma admitía que dejar de alimentar por ella misma a la niña fue algo muy duro, pero que no conseguía producir más leche y tenía la sensación de no estar dándole lo que ella necesitaba. Tras acudir a especialistas, comprendió que “le había dado todo lo que estaba en sus manos y suficiente tiempo”, y que a partir de ahora solo debía darle “amor y paz”, evitando transmitirle esa ansiedad de no producir, más aun sabiendo que en la actualidad hay numerosas fórmulas que se asemejan a la leche materna.
Desde el preciso instante que el matrimonio tuvo en brazos a su primera hija en común, el feed del Instagram de Elena Tablada se ha convertido en el mayor álbum de fotos de la niña, descubriendo cómo es su evolución. Con total naturalidad y casi a diario, la madrileña ha ido haciendo a sus followers partícipes de todos los pormenores de ser madre a partir de los cuarenta y cómo va creciendo la “bebesita” de ojos azules de Elena. Una exposición que hace de contrapunto al que acontece con la hija de Bisbal, que tras una larga batalla judicial le prohibió mostrar el rostro de la preadolescente para salvaguardar su intimidad. Algo con lo que no parece estar muy de acuerdo la diseñadora.