Los primeros meses de vida del bebé suelen ser los más especiales. Serán aquellos en los que los que pequeños comenzarán a desarrollarse y protagonizar sus primeros hitos. Será ahí cuando comiencen a ponerse sobre su espalda, a girarse y reaccionar a los estímulos. También, esos músculos comenzarán a desarrollarse de forma progresiva, por lo que los padres tendrán que tener cierta paciencia. Es por eso que no habrá que llegar a obsesionarse por cuando comenzarán a sentarse solos.
Lo más normal será que el pequeño se empiece a sentar hacia los tres meses de vida, por lo que será importante colocarles en esta postura. Será en ese momento cuando tenga la fuerza suficiente para sostenerse erguidos, aunque eso sí, puede que no gocen del todo de mucho equilibrio.
Por tanto, suelen adoptar la postura denominada como ‘trípode’, en el que el pequeño se mantendrá unido mientras apoya las manas en el suelo. Además, cabe destacar que entre los cuatro y los siete meses, el bebé ya se sentará por él mismo, sin la ayuda de su padre o de su madre. Será ahí cuando los músculos del cuello, de la espalda y de las piernas estén totalmente desarrollados y el pequeño podrá mantenerse en esa postura.
Hacia el quinto mes el bebé habrá ganado cierta autonomía en brazos y manos para jugar mientras está sentado, pero no siempre será así y puede alargarse hasta el mes ocho. De esta manera, en esa postura, el pequeño podrá utilizar sus brazos y las manos con mucha libertad, cogiendo objetos y examinando todo lo que tiene a su alrededor. Así, entre los siete y los nueve meses, lo más normal es que el bebé se mantenga sentado durante, al menos, dos minutos.
Es posible que, al tiempo, veas su deseo de poner sus manos en el suelo y comenzar a gatear. Cabe destacar que no todos los bebés gatean y que algunos lo que hacen directamente es ponerse de pie. Aún así, será normal que quieran arrastrarse por el suelo, moviéndose de un lado a otro.
Será de vital importancia que animes a tu pequeño a moverse de un lado a otro y, sobre todo, a sentarse con algunos sencillos juegos de estimulación. Para ello, deberás utilizar una manta y poner al bebé boca arriba. También, podrás balancearlo hacia adelante y hacia atrás o sujetándole las caderas.