El 17% de las parejas españolas tuvo problemas para concebir en 2018. La infertilidad, esa “enfermedad del sistema reproductivo definido por la incapacidad de una pareja para conseguir un embarazo, después de un año de sexo sin protección”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un problema mucho más habitual de lo que pueda parecer. Entre las causas que producen la infertilidad, la edad a la que la mujer trata de concebir es la más habitual.
Existen muchos tratamientos y pruebas a los que se puede someter a una persona que está tratando de concebir. Una de las más habituales es la histerosalpingografía, un examen tan común como poco conocido, que suele provocar dudas entre quien se tiene que someter a uno. En Divinity.es explicamos en qué consiste.
La histerosalpingografía, conocida también como uterosalpingografía, no es más que una radiografía del útero y las trompas de Falopio, que permite ver tanto el estado como el nivel de permeabilidad de ambas. Con este examen de rayos X se descartan anomalías durante el proceso de fecundación.
La prueba es sencilla y rápida; no suele durar más de media hora. En ocasiones, los médicos recetan antibióticos antes y después de someterse al examen, para prevenir infecciones derivadas. Se lleva a cabo en una sala de radiología: la paciente se tumba bajo la máquina de rayos X y el médico introduce un espéculo por vía vaginal, para facilitar la exploración.
Después, con el cuello uterino limpio, se pasa una sonda por la que fluye un tinte, que actúa como contraste y llega al útero y las trompas de Falopio. Gracias a este líquido, es más fácil ver en las radiografías dichas áreas, por lo que una vez se han llenado ambas zonas de líquido, se toman las radiografías. La técnica más habitual es la fluoroscopia, que permite observar las funciones de las trompas y el útero en movimiento; una vez finalizado, se retira la sonda y la paciente puede incorporarse.
El mejor momento para realizar esta prueba suele ser entre siete y diez días después de haber terminado con el periodo menstrual; se reduce el riesgo de infección y se comprueba que la paciente no está embarazada.
Este examen permite averiguar si existe obstrucción en las trompas de Falopio o una ligadura en las mismas, así como ciertos trastornos del desarrollo de sus estructuras, según explican desde la clínica de fertilidad y medicina reproductiva VITA. También se descarta que exista tejido cicatricial o tumores en el útero, así como la presencia de otros cuerpos extraños.
Todas las pruebas que emiten radiación conllevan ciertos riesgos, y por ello deben estar siempre justificadas, indicadas y valoradas por un médico. Tan solo se pedirán si el beneficio es mayor que el riesgo. En cualquier caso, se trata de una prueba “segura y las complicaciones son poco frecuentes”, explican desde el portal de salud de Castilla y León.
Si crees que puedes estar embarazada, sufrir una infección pélvica o una ITS sin tratar, háblalo con tu doctor antes de comenzar el procedimiento.
Después de la prueba, la paciente se puede sentir molesta durante algunas horas. En ocasiones, también se presentan mareos, nauseas o sangrado vaginal como resultado de la exploración.