¿Qué lácteos puedo tomar durante el embarazo? ¿Y si soy intolerante a la lactosa?

  • Durante el embarazo es muy importante prestar atención a nuestra alimentación para que sea variada y saludable.

  • Los lácteos juegan un papel fundamental por su aportación de calcio, un mineral imprescindible para el desarrollo del feto y la posterior lactancia.

  • Te contamos cuáles son los mejores lácteos que puedes tomar durante el embarazo y las precauciones que debes tener con algunos de ellos.

Seguir una dieta equilibrada es una de las claves de un embarazo saludable. Ni restringir alimentos, ni comer por dos son algunas de las pautas que deberían seguir las mujeres embarazadas durante los meses de gestación. Pero, además, es recomendable prestar atención a favorecer la ingesta de determinados alimentos o nutrientes que ayuden tanto a la futura madre, como al bebé a mantener un buen estado de salud.

El calcio es un mineral imprescindible para el desarrollo del feto y, posteriormente, para garantizar una buena lactancia. Esto es así porque juega un papel imprescindible en la formación de huesos y dientes, pero también de los nervios y músculos, incluyendo el corazón. En cuanto a la madre, mantener unos buenos niveles de calcio pueden ayudarle a prevenir el riesgo de padecer hipertensión arterial durante el embarazo e, incluso, de preeclampsia.

La mejor manera de tomar calcio es a través de los productos lácteos. Si estás embarazada, no es necesario que te obsesiones con tomarlos a todas horas, pero sí que te asegures de que tienen la presencia que merecen en tu alimentación diaria. Estos son, sin lugar a dudas, los mejores lácteos que puedes incluir en tu dieta durante el embarazo.

La leche

Este es, sin lugar a dudas, el mejor lácteo que puedes consumir durante el embarazo. Incluye un vaso de leche al menos entre las 3-4 raciones que deberías tomar a diario de lácteos. Puedes tomarla sola, en batidos, con el café, mezclada con cereales en el desayuno… Además, no tienes que preocuparte por el tipo de leche que tomas.

Es decir, que la bebas entera, desnatada o semi va a depender de tus gustos o del control que estés haciendo del peso durante el embarazo. Cualquiera de ellas va a aportarte el calcio que necesitas. Del mismo modo, no es necesario que recurras a ningún tipo de leche enriquecida ni especial para embarazadas. Si necesitas tomar algún suplemento vitamínico, será tu médico quien te lo indique mejor que nadie.

Yogures

El yogur se posiciona como uno de los lácteos más recomendables durante el embarazo, no solo por su aporte de calcio, sino porque también contiene otros nutrientes como la vitamina B2 o fósforo. Además, puede resultarte digestivo, sobre todo en los meses en los que las digestiones sean más pesadas, como ocurre en el último trimestre de embarazo.

Desde el desayuno hasta la cena, tómalo cuando a ti más te apetezca. Eso sí, mejor que sean yogures naturales y sin azúcar. No es necesario que sean desnatados, pero es conveniente evitar los azúcares añadidos, tanto en el embarazo como fuera de él. Si te gustan los yogures con sabor a fruta, la mejor opción es que los prepares tú misma mezclando yogur natural con la fruta que más te apetezca en cada momento. Super saludable y nutritivo.

Quesos (pero no todos)

El queso es uno de los mejores lácteos que puedes tomar, pero también el que tiene más restricciones. La principal es que las embarazadas no deben comer ningún tipo de queso que no esté pasteurizado. La pasteurización elimina una serie de bacterias que pueden causar una infección llamada listeriosis, capaz de debilitar el sistema de defensas e, incluso, provocar un aborto.

Además de revisar el etiquetado del queso antes de comerlo, descarta de tu lista durante estos meses el tipo Brie, el feta, el queso de cabra, el Camembert y los quesos frescos.

¿Y si tengo intolerancia a la lactosa?

Si no te gustan los lácteos o tienes intolerancia a la lactosa, además de hablar con tu médico por si considera necesario recetarte algún tipo de suplemento con calcio. También puedes ingerir lácteos sin lactosa, o probar con lácteos en pequeñas cantidades, como los quesos o el yogur, que al estar fermentados se digieren mejor.

Fuera de los lácteos, hay alimentos que son muy ricos en calcio y que puedes incluir en tu dieta, como las almendras, el tofu, las espinacas o los garbanzos.