El síntoma más evidente de que existe un embarazo es la ausencia de menstruación, que desaparece tras la fecundación y que no vuelve a aparecer hasta después del parto, aunque no inmediatamente después. El sangrado que se produce tras el parto, y que dura al menos dos semanas, no es una menstruación, sino la expulsión de los loquios. Así se llama este sangrado, compuesto por los restos de placenta, flujos y mucosas que se han acumulado durante el embarazo en el útero y la vagina, y que también incluyen sangre.
Una vez concluido ese sangrado, la regla puede tardar más o menos en aparecer, dependiendo de cada mujer, de si está amamantando o no, y del tiempo que dure la lactancia. Se trata de un factor neuro-endocrino sobre el que, aunque cada mujer es diferente, se puede hablar de tiempos aproximados.
En el momento en el que se expulsa la placenta del útero, tras nacer el bebé, el cuerpo de la madre comienza a producir a toda velocidad una hormona llamada prolactina, que es la encargada de que se produzca la leche materna. Esto ocurre tanto si se ha producido un parto vaginal como una cesárea, porque la prolactina no se activa cuando nace el bebé, sino cuando desaparece la placenta.
A medida que crecen los niveles de prolactina, desciende la producción de progesterona y estrógenos, que son las responsables del ciclo menstrual. Al no producirse estas hormonas en cantidad suficiente la ovulación desaparece y con ella, evidentemente, la menstruación.
La recomendación actual de la OMS es que la alimentación del bebé, durante los 6 primeros meses de vida, se produzca exclusivamente mediante la lactancia materna. Cuando es así, la frecuencia de tomas es alta y, por lo tanto, la producción de leche es elevada. Esto hace que los niveles de prolactina se mantengan altos y que los de estrógenos y progesterona bajos, por lo que durante este tiempo es muy frecuente que muchas mujeres no tengan la regla. Recordamos que cada mujer es un mundo y que no hay una ciencia exacta para predecir si la menstruación volverá antes o después, pero el comienzo de la alimentación complementaria del bebé suele ser clave. A medida que vamos introduciendo comida, disminuyen las tomas de leche, y por lo tanto disminuye también la cantidad que se produce de la misma. Esto provoca que comiencen a bajar los niveles de prolactina, y aumenten los de progesterona y estrógenos, de tal forma que la maquinaria responasable del ciclo menstrual se vuelve pone en funcionamiento y vuelve la regla. Aún así, hay mujeres que pueden estar varios meses más sin volver a tener la regla, aunque no se suele exceder de los 12-18 meses.
Aquellas mujeres que no dan el pecho, o lo hacen durante menos de un mes, vuelven a tener la regla en poco tiempo. Aunque la producción de prolactina se dispare tras el parto, si no se produce leche comienza a disminuir. Esto favorece que los niveles de estrógeno y progesterona recuperen su actividad mucho antes y la regla aparece en muchas mujeres normalmente antes de que hayan pasado dos meses del parto. En cualquier caso, si no hay lactancia no tarda más de cinco meses en volver.
Puede que antes del embarazo tuvieras ciclos regulares, pero piensa que toda la maquinaria que activa la menstruación ha estado parada durante al menos un año, y ahora tiene que volver a ponerse en forma. Por ese motivo es muy posible que los primeros ciclos sean irregulares, darse incluso son ovulación y durar tanto muchos días como pocos. También puede variar la cantidad del sangrado y que en un principio nada se corresponda con tus ciclos habituales, y seguramente sea así hasta que los niveles hormonales vuelvan a estabilizarse por completo.
Esto es así, independientemente de cuándo vuelvas a tener la regla, que puede darse también cuando continúas con la lactancia. Como hemos dicho antes, hay mujeres en las que la regla puede tardar hasta 18 meses en volver, normalmente porque continúan con la lactancia, sin que esto suponga ningún problema. En cualquier caso, independientemente de otros motivos, la recomendación es que a los 12 meses del parto se realice una revisión ginecológica, haya vuelto la menstruación o no, para comprobar que todo evoluciona correctamente.
Se trata de una creencia muy extendida que puede hacer que te lleves una sorpresa. La idea de que si no hay regla no hay ovulación, y por lo tanto no es posible un embarazo tiene su lógica, y es cierto que la amenorrea durante la lactancia se considera un método anticonceptivo válido, conocido como MELA. Es seguro al 98%, pero tienen que cumplirse determinados requisitos para que funcione: que el bebé tenga menos de 6 meses y se alimente exclusivamente de la lactancia materna, que no pasen más de 4-6 horas entre toma y toma, y que no exista ningún tipo de sangrado.