Hace doce años que se estrenó en la maternidad. Una experiencia que acaba de volver a convalidar con el nacimiento de Miki, su segundo hijo. La primera fue con David Bustamante. La segunda, que se produjo en abril de este año, con Miguel Torres, su actual pareja. Dos aventuras muy diferentes que le han confirmado a Paula Echevarría que ser madre, además de los infinitos pros que atañe, implica renunciar, “pensar en otra persona antes que en ti”.
Así lo expresó en una extensa entrevista para InStyle que concedió pocos días antes de dar a luz a su segundo retoño. En ella, la actriz recordó los problemas de conciliación que sufrió hace más de una década, cuando fue mamá primeriza tras el nacimiento de Daniella. “Cuando estaba rodando intentaba cuadrar horarios siempre, aunque me perjudicaran físicamente a nivel de cansancio, para poder pasar tiempo con Dani, llevarla al colegio y recogerla”, visibilizó.
Por entonces, momento en el que la asturiana vivió una de sus mejores rachas a nivel laboral, llegaba “a abrir la puerta de casa a las siete de la mañana, después de haber estado rodando doce horas por la noche, y poner el despertador a las ocho, cuando ella se levantaba, para, por lo menos, vestirla y darle el desayuno”. Su único deseo era pasar el mayor tiempo posible con ella, no perderse su infancia. “En mi caso, perdí todo lo que suponía pensar en mí”, confesó.
Tanto antes como ahora, que tendrá que volver a subirse a la rueda de los rodajes en cuanto pase un tiempo prudencial, Paula Echevarría se ha enfrentado al mismo dilema: “No puedo decir que no trabajo a partir de las 17:00 horas”. Desde que tuvo a su hija Daniella, empalmó “una serie con otra, trabajaba de media 12-14 horas (...) No tenía un horario fijo nunca. Era un caos”.
A esto se sumaba que el trabajo de David Bustamante, el que era su marido por entonces. “Él también viajaba y tenía cosas marcianas del tipo un tour de 15 días. Necesitamos la ayuda de nuestros padres prácticamente desde que nació la niña hasta hace poco. Por eso soy tan consciente de lo que cuesta conciliar”, reivindicó.
Este acto de renuncia constante hizo que, aunque la pandemia haya favorecido que ahora pueda disfrutar de más tiempo de calidad con su familia, haya llegado a envidiar a algunos de sus amigos, concretamente a los que no tienen hijos. “Viven como Dios, se pasan la vida que si voy a una bodega a una cata, a un viaje a no sé dónde; solo tienen que pensar en su curro y en ellos, sin más preocupaciones. Yo intento quedar a comer con amigas y ‘es que no puedo porque el martes tengo que llevar a Dani a clases particulares y no sé qué”.
Sus amigas a veces le han contestado con un “de verdad, qué rollo eres”. Y Paula Echevarría, tal y como ha contado con humor a los compañeros de InStyle, siempre les dedica la misma respuesta. “Hay veces que me quedo mirando y digo: ‘¡Y tú qué lista eres!’ (sin ironía). Además, no es por nada, ¿eh?, pero dicen que las parejas sin hijos duran más. No sé hasta qué punto eso está comprobado científicamente, pero debe de ser que viven más el uno para el otro, que no se dejan tanto de lado”.
Eso sí, si la intérprete ha optado por repetir esta experiencia tanto tiempo después de la primera ha sido porque ha comprobado que es “una renuncia muy agradable”. A ella, ser madre le ha dado una serie de satisfacciones que defiende delante de los suyos, “porque se pierden otras cosas”. “Te llena tanto que compensa al 200%”, resumió justo antes de conocer al pequeño Miki.