En muchas ocasiones es especialmente difícil la alimentación entre los más pequeños. Es por eso que pueden aparecer complicaciones como la anorexia del lactante, un trastorno temprano de la conducta alimentaria, que se caracteriza por la reducción o la limitación en la ingesta alimentaria.
Se producirá un rechazo del alimento y una alteración en el apetito. Esto lo que hará será que el crecimiento y el desarrollo se vean afectados, provocando problemas de salud muy graves. Se evidenciará en los más pequeños como irritabilidad, estado de malestar, inquietud y ansiedad. La consecuencia de esta mala nutrición provocará una malnutrición por anorexia temprana.
Así, será muy importante diferenciar qué tipo de rechazo se está produciendo. Nos encontramos con el rechazo activo, que se da cuando el pequeño llora y desvía su boca o escupe la comida entre llanto y llanto. Y, además, cuando por fin traga la comida, la acaba vomitando. También, podemos presenciar el rechazo pasivo, que se produce cuando expulsan la comida y dejan caer los alimentos con cierta tranquilidad.
Habrá que tener en cuenta que el apetito del pequeño irá cambiando a lo largo del tiempo. Durante el segundo trimestre de su primer año de vida, el pequeño tendrá que acostumbrarse a ingerir alimentos triturados para, más adelante, comenzar con la parte sólida o baby lead weaning (BLW). En todos los casos habrá que observar por qué el pequeño rechaza los alimentos y, sobre todo, si se produce un estancamiento de su peso.
La anorexia del lactante se podrá clasificar de diversas formas. La común precoz comenzará en el segundo trimestre y se manifestará con un sentido rechazo a la alimentación. Además, durante el destete, se presentarán problemas alimentarios y el niño mostrará cierto rechazo a algunos alimentos. Esto se debe a que esas nuevas texturas y sabores no le convencen del todo.
También, la anorexia puede darse en el caso de que los hábitos alimentarios no sean los correctos. Es por eso que habrá que evitar los cambios bruscos en la alimentación, así como una rigidez excesiva en los horarios de la comida o un cambio en su consistencia.
Además, esta anorexia puede darse por causas ajenas al pequeño, como puede ser que se entretenga al encender al televisor, si se le regaña, si la alimentación es forzada o en el caso de que haya una mala presentación y condición de los alimentos.
Será muy importante identificar cuáles son las causas de esta anorexia y, de esta manera, combatirla. Durante esos primeros meses de alimentación habrá que tener mucha paciencia y, además, comprender que no todos los niños se adaptan de la misma forma a las texturas de los alimentos. Además, si el problema comienza con la introducción de la alimentación complementaria habrá que consultarlo con un especialista.