Las vacaciones escolares de la Semana Santa se pueden convertir en la excusa perfecta para volver a conectar con nuestros hijos. Todos necesitamos un respiro después de las rutinas diarias que son agotadoras, con los madrugones, las reuniones de la oficina, las extraescolares, la compra, la casa… Si solo tenemos disponibles los días festivos será divertido hacer actividades de tarde a la vuelta del trabajo que se pueden alargar en función del tiempo disponible.
Las posibilidades son inmensas cuando investigamos un poco qué planes podemos hacer en Semana Santa con los niños en casa y cerca de ella, sin la necesidad de desplazarse en coche. Tampoco hay que empeñarse en buscar teatros o espectáculos porque a veces las edades no encajan con sus intereses, ni condicionar la diversión a la climatología. En estas vacaciones el tiempo es caprichoso y suele llover o hacer más frío del que se espera.
Vamos a proponer diez planes divertidos con niños para Semana Santa tanto en casa como en la calle:
En realidad, se trata de hacer juntos una pizza calzone pero el hecho de llamarla “gigante” ya les causa expectación. El primer paso sería hacer juntos la lista de ingredientes donde la masa precocinada de pizza es indispensable. Con tomate frito, orégano, queso mozzarella rallado, pavo en lonchas y un tomate pelado en cuadraditos sale deliciosa.
Los pequeños solo tienen que rellenar la mitad de la masa bajo nuestras instrucciones para a continuación tapar esa parte con la otra mitad y cerrar los bordes apretándoles y dándoles un poco de forma. El tiempo y la temperatura del horno será el que indique el fabricante de la masa. Después de escribir la lista, a los niños les gustará ir a comprar los ingredientes con su papel e incluso pagar la cuenta. Esa responsabilidad de adulto les encanta.
Los museos son lugares que a los pequeños se les hacen demasiado grandes y pesados, pero se puede convertir la visita en una actividad muy entretenida. Muchos de ellos tienen propuestas cortas ya organizadas para ellos de modo que solo hay que preguntar y reservar y, en caso contrario, nos podemos ocupar nosotros.
Si es una pinacoteca, por ejemplo, se trata de elegir cinco de los cuadros más significativos y hacer un pequeño guión de cada uno que incluya quién es el autor, cuándo lo pintó y cómo era la época que representa.
Consiste en que vean exclusivamente esas cinco obras de arte y que en cada una se desarrolle una actividad: buscar animales o cosas, inventarse qué pasa justo después de la escena, imaginar qué estaba pensando el pintor mientras pintaba, cuáles son las diferencias, en caso de ser personas, entre la ropa que llevan y la que nos ponemos ahora, qué comodidades no había en esa época para que se imaginen a ellos mismos sin un móvil, la televisión…
Cada uno debe elegir un alimento (galletas, bocadillos, queso…) y una fruta, meterlo en un táper, junto a un mantel de grandes dimensiones y unos cojines o almohadones para sentarse. Cualquier zona verde sirve para desayunar, comer o merendar en un lugar distinto al de la cocina o el comedor de casa. Cuanto más grande sea el mantel les resultará más chulo porque la idea es descalzarse y sentase en el cojín, pero dentro del mantel. Comer al aire libre abre el apetito y da pie a muchas conversaciones muy diferentes a las habituales.
En Semana Santa empieza a apetecer un baño en el mar o en una piscina así que buscar una piscina climatizada cerca de casa es una propuesta muy agradable para todos. Además, muchos de los recintos municipales disponen de circuitos en los que pueden entrar los niños con vasos a diferentes temperaturas, un río rápido, piscina de chorros y hasta toboganes.
Ya empieza a despuntar la primavera con brotes, hojas nuevas y relucientes y las primeras flores. Esto requiere un pelín de trabajo de preparación inicial, pero merece la pena. Se necesita buscar en internet las plantas y las flores más típicas de nuestro entorno, tomar nota de ello o imprimir la información y salir con los pequeños a prestar atención a toda la naturaleza que está brotando en el parque, en un jardín, en macetas...
Se pueden buscar los distintos árboles, plantas, arbustos, hojas y flores, según sea el interés de cada uno. Además, si se recopilan algunos ejemplares de hojas de diferentes tamaños, tonalidades y tipos después en casa les encantará hacer su propio fichero botánico con una ficha con cada una de ellas. Es tan sencillo como pegar las hojas con cinta adhesiva en una cartulina, escribir a qué planta o árbol corresponden y de qué tipo es.
Con niños también es posible planificar una pequeña ruta para hacer andando de una hora de duración. Entre sus tareas, ellos mismos deben preparar su mochila con una gorra, el agua y algo de comer para hacer un descanso a la mitad de camino. Hasta recorrer el parque de nuestra ciudad buscando un camino desconocido para ellos puede convertirse en una excursión lo suficientemente larga.
En nuestra geografía hay muchísimos castillos, palacios, fortalezas, torreones o murallas que están abiertos al público y también las hay en ruinas. La experiencia consiste en localizar la más cercana a nuestro domicilio y visitarla, pero antes tendremos que buscar juntos información sobre esa construcción. Una vez sobre el terreno será muy divertido que se imaginen cómo era la vida en esas edificaciones.
Seguro que no muy lejos de casa hay una biblioteca pública. Los niños son muy bien recibidos en estos espacios donde se persigue que se animen a leer y se enganchen a las aventuras de los libros. Se les puede enseñar el área con los ejemplares más antiguos y recorrer con ellos todas las secciones infantiles que incluyen desde comics hasta enciclopedias visuales de gran tamaño increíbles.
La actividad consiste en encontrar una caja gigante para ellos y convertirla en un coche, un camión, una avioneta, una casa, un cohete, una cama… Seguro que en el trastero hay un montón de cajas de algún electrodoméstico.
En todo caso, también se puede recorrer con los niños las tiendas del barrio en su busca: en la farmacia, en el quiosco, en el estanco, en el supermercado... En Internet hay millones de ideas para hacer grandes construcciones con cartón en las que los más pequeños puedan sentarse a conducir o a volar. Solo se necesita cinta adhesiva y rotuladores o témperas para decorar.
Preparar un árbol genealógico con los más pequeños es muy distraído. La idea es que a los nombres y el lugar que ocupan en la familia añadan el color de ojos y de pelo de cada uno para comprobar qué rasgos son los más comunes. También es una oportunidad para que ellos llamen a los de mayor edad y les pregunten por todos los antepasados. De este modo, el árbol será inmenso. Igualmente tendrán que apuntar en una cartulina todos esos datos y después adornarla para colgarla en una pared de su dormitorio.