Fue en septiembre del pasado año cuando el pequeño Theo aterrizó en las vidas de Sara Sálamo e Isco Alarcón. Su primer hijo en común nacía para poner patas arriba el mundo de la pareja. Y ahora, algo más de un año después de aquel acontecimiento familiar, ambos se encuentran inmersos en la recta final del segundo embarazo de la actriz. La intérprete, que es una persona muy activa en las redes sociales, comparte con sus más de 800 mil seguidores algunos detalles de su vida privada: la evolución de su barriga, alguna que otra polémica respecto a los ‘haters’ del futbolista o algunas experiencias como madre primeriza –protegiendo la identidad del niño ocultando su rostro en cada imagen que publica-. La pareja de Isco Alarcón ahora ha echado la vista atrás y ha reflexionado sobre cómo vivió un tema del que ya se han pronunciado una gran cantidad de rostros populares: la lactancia materna.
La autora de ‘El ocaso del mono que arañaba a pared’ ha confesado que con el nacimiento de su primer hijo tenía claro que no daría pecho, pero que finalmente no cumplió con el pronóstico que tenía planteado. “Compaginarlo con el trabajo fue bastante duro”, echaba la vista atrás adjuntando una fotografía en la que aparece alimentando al pequeño en una de sus tomas. La canaria incluso ha recordado que tuvo que irse a trabajar con el recién nacido en brazos hasta Sudamérica, para mantener así la lactancia mientras rodaba alguno de sus proyectos. “Recuerdo que miraba a mi bebé en esos días que mamaba cada veinte minutos, mañana y noche y le pedía compasión. ‘¡No puedo darte más de mí!’, le decía”.
Con la misma intensidad que ella misma admite poseer en este mismo texto, Sara ha reconocido que finalmente llevó “como un duelo terrible” el hecho de tener que dejar de darle el pecho a su hijo. “Llevaba ya un par de meses deseando que fuera el último día y a la vez negándome a que terminara”, manifestaba en el texto, donde descubría que había acabado “exhausta” en esta aventura que tendrá que repetir muy pronto con el que será su segundo retoño: “Me da tanto vértigo como congoja. Eso sí, veo esta foto y se me pasa”, concluía finalmente su mensaje.
No es la primera vez que la actriz habla sobre su dura adaptación a la lactancia. El pasado año escribía otro texto en el que expresaba que en ocasiones lloraba porque tenía la sensación de “estar haciendo todo a medias”. Sara desvelaba que había días que tenía que ponerse frente al espejo y recordarse a sí misma que estaba haciéndolo bien y que debía aprender a gestionar el “cóctel que supone esta aventura”. Una mezcla de emociones que estaban siendo compensadas con la gratificación de “ver cómo crecía por alimentarse de su cuerpo” y que reanudará en muy poco tiempo.