Es posible que últimamente hayas oído hablar del Síndrome de Alienación Parental o SAP, que describe cómo afecta a los hijos la separación de los padres cuando uno de los progenitores posiciona al menor en contra del otro. Considerado una forma de maltrato infantil, se basa en la transformación de la conciencia del niño mediante una serie de estrategias por parte de su padre o de su madre tras la ruptura de la pareja.
Aunque a día de hoy no se trata de un síndrome aceptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sí se reconoce como una dinámica que se produce en algunas familias a causa de la separación o divorcio. También se reconoce que, en determinados casos, no son los progenitores lo que ejercen la alienación parental, sino personas del entorno cercano como una nueva pareja del progenitor, los abuelos, tíos, etc. En cualquier caso, lo habitual es que sea el padre o la madre el que influya de manera negativa en el menor.
El Síndrome de alienación parental implica lo que podríamos llamar un “lavado de cerebro” a los hijos. El progenitor que lo ejerce es capaz de generar un odio patológico en sus hijos hacia su ex pareja desarrollando una serie de mensajes que el menor recibe de manera constante, normalmente de manera explícita.
El hijo que es víctima de esta manipulación y sufre SAP desarrolla un odio injustificado y patológico contra el progenitor sobre el que recibe la información negativa, con unas consecuencias que son devastadoras para su salud y su desarrollo, tanto físico como psicológico.
Aunque el SAP no sea muy marcado, se produce un deterioro de la imagen que el menor tiene del progenitor alienado, y deja de sentirse orgulloso de su padre o de su madre, cuando lo que necesita es que sean para él un referente, como siente que tienen los demás niños y que en su caso ha desaparecido.
Aunque se considera una forma de maltrato, existe cierta resistencia judicial a aceptarlo como tal cuando se utiliza para desacreditar a uno de los progenitores en un proceso de divorcio. Para determinar que se está produciendo un SAP es necesaria la intervención de peritos psicológicos que realicen una evaluación del menor, además de que hay que descartar que, previamente a la separación, existiera cualquier forma de maltrato, tanto psicológico como físico, por parte de alguno de los progenitores.
Los síntomas de que un niño sufre Síndrome de Alienación Parental son muy visibles y se reconocen con facilidad. Te contamos cuáles son:
El Síndrome de Alienación Parental tiene consecuencias terribles para los menores, tanto porque son víctimas de una manipulación psicológica, como porque se ven privados de una relación saludable con sus progenitores, y afectan tanto al desarrollo psíquico como al psicológico.
Esto acarrea problemas de autoestima en el niño y una constante sensación de frustración y confusión. Sus relaciones sociales también se ven afectadas y muestran dificultad a la hora de construir relaciones de amistad y de pareja.
Pueden tener problemas en el desarrollo escolar, experimentar miedo y odio de manera patológica. También pueden adquirir la actitud manipuladora del progenitor alienador y sufrir depresión infantil.