Un embarazo siempre puede traer alguna complicación, al igual que el parto, por suerte siempre están los médicos ante cualquier cosa que ocurra. Quizá uno de los más desconocidos, al menos por su nombre, sea el síndrome de aspiración de meconio, un trastorno respiratorio que se puede producir en los recién nacidos afectando a su aparato respiratorio, por lo que en caso de que esto ocurra es necesario un tratamiento rápido y eficaz sobre el bebé. Te explicamos qué es exactamente este síndrome, los síntomas que produce y qué riesgos puede suponer sobre la salud del recién nacido.
El síndrome de aspiración de meconio es, como comentamos, un trastorno respiratorio que se produce en el momento en el que el bebé aspira líquido amniótico con meconio, las primeras heces fecales del bebé. Esto ocurre en momentos previos al parto, cuando el bebé elimina heces aún estando en la placenta, una circunstancia que no suele normal pero que puede ocurrir. Prácticamente en la totalidad de los casos esto pasa porque la sangre y el oxígeno que recibe no es la suficiente, principalmente por problemas en la placenta. Por tanto, el bebé puede aspirar el meconio aún estando dentro de la placenta o incluso tras el parto, en esos instantes en los que aún sigue cubierto por el líquido amniótico hasta que lo limpien.
Ahora bien, ¿qué es lo que ocurre si esto pasa? Bien principalmente el recién nacido comenzará a dar síntomas más que evidentes para los médicos de que el síndrome de aspiración de meconio se ha producido. Uno de los más evidentes es la coloración azul de la piel del niño debido a la poca oxigenación de su sangre, pero lo más frecuente son los problemas respiratorios, costándole mantener la respiración y pudiéndose complicar con una neumonía o un paro respiratorio.
Aún con los peligros que supone, el tratamiento a tiempo de este síndrome supone una pronta recuperación sin grandes complicaciones, aunque todo dependerá de la cantidad de meconio que se haya aspirado y cómo ha afectado al bebé. Esto se puede prevenir incluso desde antes del parto con algunas pruebas al bebé que midan, por ejemplo, su frecuencia cardíaca. Pero tras el parto lo más seguro es que el propio médico investigue la posible presencia de meconio tanto en el líquido amniótico como en el bebé.
Los problemas respiratorios podrían durar varios días, menguando su incidencia según va haciendo efecto el tratamiento y, en la mayoría de casos, sin daños permanentes en su aparato respiratorio, aunque en casos concretos el bebé podría necesitar un respirador para que pueda respirar con normalidad. De todas formas lo más normal suele ser colocar una sonda para retirar el meconio y de esta forma se deje de obstruir el aparato respiratorio. Aún así, si hubiese infección, además de esto y un respirador podría ser necesario el tratamiento antibiótico, ingresando al recién nacido en cuidados incentivos si hiciese falta.
Por lo general este síndrome es cada vez menos visible gracias a la prevención, que comienza acudiendo a las revisiones del embarazo con constancia y siguiendo los consejos que los especialistas prescriben, además de un estilo de vida saludable, por lo que si se cumple todo a raja tabla durante el embarazo es muy difícil que el síndrome de aspiración de meconio haga acto de presencia.
Cada vez son menos los casos que se diagnostican y, si ocurre, el pronóstico es mayoritariamente favorable, sin complicaciones ni secuelas en el bebé. Esto no quiere decir que no se deba tener en cuenta, pues la posibilidad siempre está ahí, por lo que la prevención en el embarazo y la revisión tras el parto son pasos clave para detectar la posible inhalación de meconio por parte del bebé.