Complejo o síndrome de Edipo, así se llama a un comportamiento más que normal en los niños a determinada edad, cuando comienza su desarrollo psicosexual, entre los tres y los seis años. Si eres madre de un niño puede que hayas notado esos cambios, pues el niño comienza a sentir más amor por ti e incluso intenta acaparar tu atención frente a otros varones que ve como “enemigos”, en especial al padre. Pero este complejo o síndrome no es nuevo, pues hará poco más de 100 años que Sigmund Freud lo denominó así basándose en el mito de Edipo, hijo del rey de Tebas, Layo, a quien mata para convertirse en rey y ser el esposo de su propia madre.
El complejo de Edipo no es más que lo que te hemos contado. El niño expone sentimientos y comentarios positivos hacia la madre, requiriendo su expresa atención y buscando pasar más tiempo juntos en situaciones muy similares a como si la cortejase. Si no ha sido tu hijo ha sido el de algún conocido, pero seguro que en alguna ocasión has oído de la boca de un niño eso de: “yo soy el novio de mamá”. Una expresión que suele darse siempre sobre los tres o seis años, etapa en la que surge este síndrome. Durante este periodo del desarrollo del niño, que Freud denomina fálica, es cuando el pequeño comienza a interesarse por las diferencias, especialmente sexuales, entre hombres y mujeres, por eso siente esa “atracción” hacia la madre.
Y el padre no se salva, pero se lleva la peor parte, ya que el niño lo ve como un competidor, un enemigo, el que puede arrebatarle el cariño de mamá. Por eso es muy frecuente que durante esta etapa, mientras hace caso e intenta contentar a la madre, con el progenitor sea todo lo contrario, intentando provocarle o enfadarle.
Estos casos suelen poner en un aprieto tanto a la madre como al padre, que deben saber reaccionar cada uno de una forma diferente. Por un lado, la madre debe hacer comprender al niño que ella es su madre, que es lógico que la quiera pero que la pareja de mamá es papá. Y precisamente el papel del padre es más fácil a la vez que complicado, pues debe ignorar las acciones y gestos del niño, incluso cuando son provocaciones directas hacia él, ya que es un proceso inevitable por el que pasan los niños. Un proceso que obviamente no dura para siempre, pues a los cinco o seis años comienza a desaparecer y la actitud del peque será como si no hubiese pasado absolutamente nada.
Claro, te hemos hablado de niños varones, ya que algunos autores establecen que Freud solo se refería al desarrollo de los niños, mientras otros también enmarcan en este síndrome a las niñas. Por eso mismo, Carl Gustav Jung, quien trabajó junto a Freud, estableció el complejo de Electra para explicar el comportamiento de las niñas en esta etapa de desarrollo.
Este complejo viene a ser lo mismo que el síndrome de Edipo pero al revés. En este caso la niña busca la aprobación y la atención de su padre, mostrando todo su amor hacia él de la misma forma que un niño lo hace hacia su madre. Y justo la madre juega el papel que tenía el padre en el caso anterior, ya que la niña la ve como su “enemiga”, quien le roba atención frente a su padre, del que quiere acaparar todo su cariño.
Síndrome de Edipo o de Electra, para el niño y para la niña. El caso es que aunque en un principio puede parecer preocupante, algo normal, es un proceso que termina sin grandes consecuencias. Pero saber detectarlo por parte de los progenitores es lo ideal para que no lleve a confusión a ningún miembro de la familia y todos sepan como actuar hasta que la normalidad vuelva al comportamiento de los más pequeños.