Tamara Gorro y Ana Morgade han hablado sobre maternidad en Charlas con Cariñoterapia, un programa en el que han explicado que criar a los hijos es "uno de los mayores retos". La empresaria, que es madre de dos hijos (Shaila, que tiene cinco años, y Antonio que tiene tres), ha hablado de su experiencia y de algunas de las dificultades que tanto ella como su marido Ezequiel encuentran a la hora de educar a los más pequeños.
Una de las cosas que ha destacado es que el tiempo "pasa volando". La influencer lo nota en el cariño, en el carácter, en la manera de aprender, de compartir y en que "no se conforman con nada". "Lo notas más en lo positivo, pero también en lo difícil. Es una escalera, según sube la edad tambalea y lo vas notando más", decía sobre el crecimiento de los menores. De sus hijos también nos habló en una entrevista exclusiva en divinity.es, donde desveló que si de mayores no quieren trabajar ni estudiar, no les dará dinero.
Tamara Gorro ha asegurado que no quiere entrar en conflicto con sus hijos cuando les dice que "algo se acaba" y ellos piden más. Por eso, la mujer de Ezequiel Garay tiene un método que le funciona: "Me monta el pollo y entonces digo 'stop'. En una mano tenemos cinco galletas, ser feliz, bajar a jugar y mañana abrir al perro. En la otra mano tenemos ninguna galleta, llorar y acostarnos tristes. Elige", les propone la empresaria. En la mayoría de los casos, sus hijos eligen las cinco galletas y acostarse felices. Darles a elegir es algo que le funciona.
En cuanto a la tecnología, otro de los grandes problemas a abordar en los más pequeños, Tamara considera que estamos en un mundo "en el que todo avanza" e incluso en los colegios ya les ponen pantallas. Pero en en parte de esa tecnología, en las redes sociales, es donde la influencer tiene parte de su trabajo. ¿Cómo llevan sus hijos tener dos padres famosos?
Ahora, como son pequeños, Tamara Gorro no quiere entrar a advertirles sobre lo que se pueden encontrar, pero ya sabe cómo lo hará cuando sean un poco más mayores. "Con esta edad no lo hago. No creo que haya alguien tan malo que le diga algo de su mamá o su papá. Pero claro que se lo van a encontrar, evidentemente. Entonces quiero prepararles a la vida. ¿Qué hay que hacer? Es alguien a quién quiero, escucha. ¿Es alguien a quién no conozco? Aléjate", les aconsejará.
En cuanto a la conciliación, la empresaría se siente "una afortunada" porque puede permitirse el lujo de trabajar desde que les deja en el colegio hasta que les recoge. "Luego estoy con ellos. No puedo decir lo contrario. ¿Ahogada? Sí, voy corriendo, pero lo combino perfectamente. A mí me da la vida verlos felices. ¿Cómo te organizas? Pues como todas", asegura. Pero lo que le ha hecho llorar, y no por culpabilidad, es que sus hijos le digan que trabaja mucho.