La reproducción asistida y, más concretamente la Fecundación in Vitro (FIV), es una técnica que consiste en extraer óvulos de la paciente que previamente han sido estimulados con una terapia hormonal. Estos se pondrán en contacto con los espermatozoides, de su pareja o de un donante, en un laboratorio. La Fecundación in Vitro (FIV) se trata de una técnica pionera que se lleva realizando desde hace más de veinte años y que ayuda a aquellas mujeres solteras o que no tienen la posibilidad de tener hijos, por diferentes motivos. Es uno de los grandes avances, en cuanto a medicina. Por tanto, se pretende favorecer la fecundación cuando, de forma natural, existe algún problema que la dificulta. Una vez que los ovocitos están fecundados, el embrión o los embriones serán evaluado y transferidos al útero de la mujer. Se transmitirán hasta un máximo de tres embriones, tal y como dicta la ley.
La Fecundación in Vitro será recomendada para aquellas parejas que sufran de algún tipo de esterilidad, ya sea de origen masculino o femenino. Aunque, en un principio, se realiza solamente a aquellas mujeres que tienen las trompas de Falopio obstruidas. Pero, ahora, todo ha cambiado y se aplica a todos aquellos casos en los que la esterilidad proviene de problemas relacionados con la fecundación o con las primeras etapas de la reproducción. Por tanto, podrán someterse a este tratamiento aquellas mujeres que tengan obstrucción en las trompas de Falopio, endometriosis, algún factor cervical, inmunológico, así como esterilidad sin ningún diagnóstico.
A la mujer que decida someterse a este tratamiento se le realizará una estimulación ovárica que se controlará mediante unas ecografías y análisis hormonales. En el momento de la ovulación, se hará una punción folicular para extraer aquellos óvulos que se inseminarán posteriormente en el laboratorio. Por su parte, los espermatozoides se extraerán de una muestra de su pareja. Los embriones obtenidos se introducirán en el interior del útero de la mujer y se realizará en el segundo día post fecundación, aunque, en algunos casos, esos periodos de cultivo ‘in vitro’ se prolongará hasta cinco o siete días. También, cabe destacar que la congelación de embriones permite preservar aquellos embriones que no son transferidos en el propio ciclo de FIV.
Uno de los principales elementos que intervienen en este proceso son los ovocitos, que se desarrollan en el interior de los folículos, que son unas pequeñas bolsas o quistes llenas de líquido que se forman en los ovarios. Durante este tratamiento, el número de folículos desarrollados se medirán gracias a una ecografía transvaginal. Según las ecografías y los análisis hormonales realizados, se decidirá la dosis del tratamiento, pudiendo variar de un día a otro según los resultados. Así, el estradiol, una de las hormonas más importantes para concebir, aumentará gradualmente todos los días hasta la extracción de los ovocitos. Gracias a esos controles protocolarios será posible determinar el momento más adecuado para realizar la extracción de ovocitos.
Sí que es cierto que no es una técnica infalible y, por eso, hasta un doce por ciento de los ciclos de FIV se cancelan por diversos motivos debido a una baja respuesta y a unos niveles hormonales bajos. Un nuevo ciclo de FIV podrá llevarse a cabo a los pocos meses, tras un periodo de descanso. Además, se ha demostrado que aquellos que presentan una mejor adaptación familiar, social y emocional serán quienes tendrán una mayor probabilidad de concepción y de satisfacción del tratamiento. Por tanto, en el caso de que no se haya producido la fecundación y no haya embarazo, esos embriones podrán ser congelados y utilizados para otras ocasiones posteriores.
Cabe destacar que la Fecundación in Vitro no es la única técnica de reproducción asistida a la que podrás someterte. Otra opción es la Inseminación Artificial (IA), donde se realiza una estimulación ovárica y se consiguen uno o dos más folículos. Cuando estos ya han madurado, se procederá a administrar una nueva medicación inyectada que hará que se liberen los óvulos para su posterior fecundación. En el día fijado óptimo para la inseminación se recogerá la muestra de semen, que se introducirá en el útero mediante una cánula. Una técnica u otra dependerá de tus condiciones y de aquello que sea más apto para tus objetivos y que mejor combine contigo.