Dos meses han pasado ya de aquel 8 de febrero en el que trajo al mundo a Deva. A través de un parto que se produjo en su propia casa y que describió como "precioso, perfecto y soñado", Verdeliss se convertía en madre por octava vez. Y desde entonces, su feed de Instagram (donde le siguen un millón y medio de personas) se ha convertido en un álbum fotográfico de su nueva vida siendo uno más en el clan.
Post a post y story a story, la influencer nos ha ido haciendo partícipes de sus primeras veces junto a su pequeña. Nos ha mostrado cómo vivieron ella, su marido Aritz y sus siete hijos ese parto que se produjo en la planta alta de su chalet de Pamplona. Nos ha confesado sus inseguridades por contar que había sido madre por este método que cuenta con tantos detractores.
Y al igual que nos ha contagiado de ese estado de felicidad que reina en casa desde que llegó Deva, también se ha sincerado sobre las complicaciones que ha sufrido la recién nacida en estos escasos sesenta días que, para Estefi (su nombre de pila), "se sienten como una vida entera".
Pero no todo ha sido hablar de su pequeña. Ella, sus sensaciones en esta etapa tan complicada que es el postparto, también ha sido un tema a tratar en su perfil de Instagram. Y la última vez que se ha sincerado en este sentido ha sido durante estas vacaciones de Semana Santa, donde la que fue concursante de 'Gran Hermano VIP' compartía una foto en ropa interior para dar fe de su recuperación apenas dos meses después de dar a luz.
Celebrando ese "cuerpito cambiante" por el que tantísimas veces ha sido juzgada por sus haters, Verdeliss ha verbalizado esas "rachas de amarlo más y menos" y lo "injusto" que le parece haber tenido que pasar por ello. "Me sostuvo cuando quise correr una maratón, albergó en su vientre ocho seres humanos y lactó a cuatro de ellos. Se ha recompuesto de cada caída o enfermedad, me proporciona energía, placer, salud", ha enumerado. Sin embargo, por dejarse llevar por ese qué dirán, asume que le falló "cotizándolo solo por una estética".
Estos pensamientos tóxicos, que se han incrementado cada vez que se ha expuesto físicamente durante sus ocho embarazos, es algo sobre lo que ha cambiado de opinión con el tiempo. "Justo lo hablaba con una amiga, lo exigentes que llegamos a ser de jóvenes y cómo cambia la perspectiva al cumplir años. La típica regañina “a mi yo del pasado le diría…", ha confesado, defendiendo que "las mujeres delgadas también somos víctimas de inseguridades y complejos".