Es muy normal que, durante sus primeros meses de vida, los bebés tengan problemas intestinales. Esto podrá provocar diarrea y complicaciones en su día a día. En esos casos, las heces son blandas y sueltas y los recién nacidos tienen heces más frecuentes y, sobre todo, después de cada comida.

Las diarreas pueden estar provocadas por distintas razones. Normalmente suele estar causada por un virus y desaparece por sí sola. El bebé podrá tener diarrea si se produce un cambio en la dieta del bebé o un cambio en la dieta de la madre si esta está dando el pecho. También, el uso de antibióticos por parte del bebé o de la madre, así como una infección bacteriana o parasitaria o las enfermedades poco frecuentes como la fibrosis quística.

La diarrea también puede estar causada por una deshidratación, que puede producirse de mantera rápida. Esto se producirá si no se tiene suficiente agua o líquidos. Por eso, será importantísimo que el pequeño esté bien hidratado y estar al tanto de sus síntomas. Estos son ojos secos, menos pañales mojados de lo habitual, sequedad en la boca y ojos y fontanelas hundidos.

Además, habrá que asegurarse de que el bebé tenga todos sus líquidos. Habrá que seguir dando el pecho al bebé si se está amamantando y, también, seguir usando leche de fórmula. En el caso de que parezca que el pequeño está sediento deberás consultar a tu especialista médico, que te dará las instrucciones adecuadas y cómo deberás proceder.

En el caso de que el pequeño haya comenzado con la alimentación complementaria antes de la diarrea habrá que decantarse por aquellos alimentos más fáciles de digerir como los plátanos, la pasta o el cereal. Se tendrán que evitar los alimentos fritos y los zumos de algunos productos como la manzana.

También, podrá ser que esta diarrea produzca dermatitis del pañal. Por eso, será muy importante cambiar el pañal del bebé con cierta frecuencia, limpiar bien el culito del bebé, dejar que este se seque al aire y usar crema especializada para pañales.