Hubo un tiempo en que fue la mujer más odiada del Reino Unido, pero hoy Camila Parker es la reina consorte de Inglaterra y ha conseguido ganarse el respeto y admiración de su pueblo.
En sus looks es poco dados a los excesos, salvo en lo que respecta a los sombreros en los que es capaz de arriesgar sin pensárselo dos veces. Para los colores suele apostar por tonos neutros siendo el blanco, el gris y el negro sus opciones favoritas. Cuando apuesta por el color, tiene en el verde y el azul a sus grandes aliados.
Suele preferir los tejidos lisos, aunque para los vestidos apuesta por los modelos estampados. En cuanto a los patrones, prefiere los abrigos de falda capa y los vestidos camiseros de corte holgado, con alguna concesión puntual a los modelos rectos. En cuanto a las joyas, es fiel a los collares de perlas y suele elevar sus estilismos con broches y pendientes.
Sin abandonar su estilo, su evolución en los de matrimonio con Carlos III de Inglaterra ha sido la previsible dentro de sus gustos, teniendo en cuenta que se casó con 58 años y han pasado 17 desde entonces. Así ha cambiado a lo largo de estos años.
En marzo de 2005 Camila y Carlos anunciaban su compromiso en el Castillo de Windsor en una recepción oficial para la que ella elegía un vestido largo de color rosa, una opción poco previsible según sus preferencias, que acompañó con sus habituales perlas.
En abril celebraban su ansiada boda y ella elegía un conjunto en tonos grises de Antonia Robinson y Anna Valentine, compuesto por un vestido largo a juego con con un abrigo bordado en hilo de seda, un tocado de espigas de Philip Treacy y una cartera en lugar de un ramo de novia. Comenzaba su idilio estilístico con Anna Valentine que, junto a Fiona Clare, se ha convertido en una de sus diseñadoras de cabecera.
Este vestido fue el elegido para la cena de gala que organizaron Felipe y Leticia en honor a Carlos y Camila durante la visita que realizaron a España en 2011. La reina consorte de Reino Unido eligió un vestido largo de escote barco y patrón cruzado en tono azul cielo, que dejaba sus hombros descubiertos y estilizaba su silueta.
Con el tiempo ha ido depurando el colorido de sus vestidos de gala hacia tonalidades más neutras, convirtiendo al negro, el blanco y el gris en sus tonos favoritos para vestir en los eventos importantes.
Entre sus looks recurrentes, este compuesto por vestido y abrigo blanco de falda evasé rematado con pamela que ha repetido durante años para muy diversos eventos oficiales que van de las carreras de Ascot a la misa del jubileo de Isabel II.
Es en las carreras de Ascot donde Camila es capaz de atreverse con looks menos discretos y no sólo por la elección de sus pamelas, de las que tiene una buena colección, sino por el colorido de sus modelos que, además del color blanco, deja un lugar para tonalidades verdes y azules.
La excepción a sus looks monocromáticos viene de la mano de sus vestidos, entre los que es posible encontrar modelos estampados de flores, lunares o motivos geométricos generalmente en tonos sobrios, aunque en contadas ocasiones se haya atrevido con algún tono vibrante.