{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Las alpargatas son las reinas de los looks de primavera verano y aunque resultan muy cómodas, las que llevan cintas para atar al tobillo son en ocasiones un engorro para que el pie quede bien sujeto, lo que supone un peligro especialmente cuando se trata de alpargatas de cuña.
Resulta de lo más incómodo que los lazos que las sujetan al tobillo se aflojen y empiecen a resbalar hasta que el pie queda lo suficientemente suelto dentro de la alpargata como para que llegue incluso a salirse de ella.
Aunque atarlas parece sencillo, lo ideal es recurrir a expertos como los de Castañer, que cuentan con una guía en la que se explica con detalle e ilustrado con imágenes tres trucos fáciles para atar bien el lazo de las alpargatas en menos de 30 segundos: el atado cruzado, el atado en espiral y el atado al estilo clásico.
Además, añaden una opción extra, que es atar los lazos de las alpargatas, de cualquiera de estas tres maneras, por encima de los pantalones. Una idea divertida que tal vez te apetezca probar
Así es como hemos visto atar las alpargatas toda la vida, cruzando los lazos por delante del tobillo, rodeando la pierna por detrás y formando una lazada con los cabos en la parte delantera o atrás, como más le guste a cada cual. Un clásico en toda regla que no siempre da buen resultado.
La segunda modalidad por la que apuestan en Castañer es el atado en espiral, que empieza de la misma manera que la anterior, es decir, llevando los lazos hacia adelante, pero es necesario realizar un doble cruce que hará que la alpargata quede más sujeta al pie. Luego continúa cruzando las cintas alrededor del tobillo o de la pierna hasta formar un lazo con los dos cabos.
La tercera es la modalidad clásica, que influencers como Erea Louro o Isabel Llano, más conocida como Isasaweis, han conseguido hacer viral. Es el que se considera el truco definitivo para atar bien las alpargatas de manera fácil y rápida y que los cordones no se caigan.
El truco consiste en tirar del lazo de la parte trasera y llevarlo hacia adelante hasta conseguir una especie de pulsera, seguidamente se introduce el pie en el hueco que hemos formado con la cinta y se ajusta tirando de los dos cabos que quedan sueltos, de manera que el cordón se encarga de sujetar el tobillo. A continuación, se cruzan los lazos de la manera habitual y terminas con una lazada en la parte delantera o donde más te guste.
Un truco fácil con el que consigues dos objetivos: que los cordones se mantengan en su sitio y que la alpargata quede más sujeta al pie, evitando que al moverse provoque rozaduras o, peor aún, uno inoportuno tropiezo.