Hablar de vestidos blancos de verano es hablar de calor, de vacaciones y de playa. Esta prenda, que está íntimamente vinculada a la moda ibicenca, es un básico que no puede faltar en el armario de la temporada estival y aunque parezca un comodín que puedes llevar a cualquier hora y combinar de cualquier manera, es mucho más exigente de lo que en principio podrías imaginar.
Vale que el blanco es un color que pega con cualquier otro, hasta ahí estamos de acuerdo, pero cuando se trata del vestido blanco de verano hablamos de un concepto que va mucho más allá del color y que está vinculado a todo un imaginario en el que encajan muchos otros como la artesanía, las tardes de lectura bajo un chozo, una limonada helada, una alberca de azulejos verdes, un paseo por la orilla del mar y, por supuesto, la puesta de sol en un chiringuito de playa. Esas imágenes idílicas que se quedan en la memoria hasta las siguientes vacaciones.
Con todos estos datos en la cabeza, las posibilidades de combinar esta prenda con zapatos de tacón, con un bolso de piel, con joyas brilli-brilli o con un maquillaje muy elaborado se reducen a cero, así que no hay nada mejor que observar cómo lo llevan las expertas para copiar las claves que te harán triunfar con el vestido blanco de verano.
Si el vestido blanco tiene un aliado perfecto en el mundo de los accesorios, ese es el canasto de mimbre. Se trata de un complemento tan fresco, veraniego y versátil como el propio vestido con el que forma una pareja indestructible desde tiempos remotos.
Vamos con otro clásico que no tiene rival a la hora de combinar un vestido blanco. En este caso hablamos de las espardeñas de pita, un tipo de calzado fabricado con fibras naturales que está tan ligado a la artesanía y al verano como el propio vestido.
Por supuesto, las espardeñas no son la única opción de calzado para tu vestido blanco, en verano cuentas con otras posibilidades como las sandalias romanas, las de cuerda, las de tiras o las chanclas tipo ‘flip flop’. El único requisito es que sean planas.
En verano es habitual olvidarse de las joyas, pero no de la bisutería y menos aún de la que se vende en los clásicos puestos ambulantes que proliferan en la costa en esta época del año. Su quieres que combine con tu vestido blanco, apuesta por piezas simples como los collares de bolas, las pulseras de cuerda o las tobilleras de cuero.