Lo suyo con el arte y las actrices le viene de cuna, pues es hija de la directora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, pero se ha sabido labrar un espacio -muy grande- en aquello que le apasiona. Victoria Nogales es una de la estilistas más demandadas del panorama nacional y en sus manos se han puesto celebrities de la talla de Ángela Molina, Vanesa Martín o Silvia Abril. Enero y febrero es época de premios de cine, los Feroz, los Goya, los BAFTA y los Oscar, entre tantas otras galas a las que precede la correspondiente alfombra roja. Y es ahí donde entran en juego los estilistas. Para un posado de tan solo unos segundos, se emplean cientos de horas en las que la celebrity y la profesional del estilismo tratan de buscar el mejor look para cada situación y cada persona. Hablamos con ella para intentar comprender cómo se logra.

Como en muchos aspectos de la vida, los primeros pasos son delicados y en este sentido hay que actuar con máxima profesionalidad intentando entrar en la esfera más privada de las personas. "Me gusta tener un primer contacto lo más cercano posible, nuestro trabajo es hacer sentir bien a las personas con lo que llevan puesto y creo que es algo muy personal e íntimo porque todos tenemos nuestras inseguridades y para mí es importante saber las de mi cliente", explica Nogales. Y entra en materia sobre los primeros datos que intenta conocer: "Las primeras preguntas son qué es lo que nunca se pondría (tanto color como prenda o patrón) sobre todo al principio. Una vez que nos conocemos y hemos hecho fitting [prueba de vestuario], si pienso que hay alguna prenda o color le puede favorecer dentro de su lista de noes, la llevo como opción en el siguiente fitting". 

El proceso es largo, una vez que se ha llevado a cabo este primer cuestionario comienza el trabajo duro del estilista. Ves los desfiles y eliges los looks que te gustaría probar teniendo en cuenta lo que hemos hablado anteriormente, también se visitan showrooms [agencias de representación de marcas, donde estas tienen una selección de prendas para prestar a famosos] y después se hace el fitting cuando tienes todas las prendas que te gustaría probar".

Puede que vaya todo como la seda, pero puede que esos looks tal y como están en la percha no funcionen en la clienta de la estilista, entonces llega el siguiente paso. "Si en el fitting vemos que hay que hacer algún retoque se lleva a la modista para que modifique superficialmente la prenda según las necesidades y si hay retoque en las prendas a mi me gusta hacer otro fitting para asegurarme de que el retoque ha quedado bien y probar el look completo con accesorios", argumenta la experta. Y es que otra cosa a tener en cuenta es que las prendas se tienen que devolver en el estado que estaban por eso lo retoques son superficiales. Aunque siempre pueden ocurrir accidentes: "Los showroom saben que cuando es un evento estas cosas pueden pasar, yo intento devolver las prendas como me las han entregado, si hay algún drama suelo avisarles y vemos cuál es la solución más factible". 

Otro de los inconvenientes que puede ocurrir -el peor, de hecho- es que surja algún imprevisto en la alfombra roja, sin tiempo de reacción y queremos saber si se suele preparar más de un look por si se da algo de esto: "No suelo, a veces cuando dudamos entre dos looks los dejamos reservados por si acaso y meditamos con la almohada, pero finalmente siempre hay una opción principal". 

Pero las celebrities no son las únicas que tienen algo que decir sobre qué prendas son las que van a aparecer sobre la alfombra roja. Dior, Chanel, Yves Saint Laurent, las grandes marcas de la moda no ceden sus diseños a cualquier rostro popular: "Las marcas miran mucho el perfil. Cada firma trabaja mucho en su imagen y el personaje tiene que transmitir los valores de la marca para poder llevarla". 

Y después de tanta generosidad compartiendo los pormenores de su trabajo, le cedemos el altavoz con la última pregunta: ¿Crees que está suficientemente valorada la profesión de estilista? Y aquí, la respuesta: "Los estilistas de moda invertimos mucho tiempo en cada uno de los looks, no llevamos en una maleta todo nuestro material de trabajo, si no que tenemos que echarle bastantes más horas para conseguir las prendas que queremos probar (mails, visitas a showrooms, reuniones con marcas, descubrir nuevas firmas, estar al día en desfiles...) y creo que la gente no es consciente de todas las horas que hay detrás de cada look". 

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