Donatella Versace y Miuccia Prada son dos de las figuras más influyentes en la historia reciente de la moda italiana. La primera ha sido, durante casi tres décadas, el rostro visible de Versace, la marca fundada por su hermano Gianni y que ella asumió tras su asesinato en 1997. Desde entonces, ha sido la encargada de mantener viva su herencia, mezclando sensualidad, estampados y una estética inconfundible. Miuccia, por su parte, es la nieta de Mario Prada, fundador de la casa homónima. Desde que asumió el mando en los años 70, ha revolucionado el lujo con una mirada intelectual y disruptiva. Bajo su liderazgo, Prada ha expandido su influencia con líneas como Miu Miu, centrada en un público más joven, además de múltiples alianzas estratégicas dentro del mundo del diseño y el arte contemporáneo.
Este 2025, ambas diseñadoras coinciden en un mismo capítulo de la historia: el Grupo Prada ha adquirido Versace, una operación que modifica el mapa del lujo italiano y une a dos nombres fundamentales de la industria bajo una misma estructura. Miuccia Prada y su marido, Patrizio Bertelli, suman así una firma icónica más a su conglomerado. La moda italiana vuelve a reconfigurarse, y esta vez con un movimiento que pocos esperaban.
La adquisición se ha cerrado por una cifra de 1.250 millones de euros. Con ella, Prada incorpora a su grupo una de las casas más emblemáticas de la moda italiana, hasta ahora propiedad de Capri Holdings, el conglomerado que también integra marcas como Michael Kors y Jimmy Choo. Esta compra se ha producido apenas semanas después de que Donatella Versace anunciara su salida del cargo de directora creativa, dejando el puesto al diseñador Dario Vitale, hasta entonces uno de los talentos clave en Miu Miu.
La operación no solo suma una nueva firma al portafolio del Grupo Prada, sino que marca también un cambio estratégico. Se trata de la primera gran adquisición de la compañía milanesa en décadas y llega en un momento de transformación en la industria del lujo, en la que los grandes grupos apuestan por consolidar sus posiciones con nombres de peso. Con esta compra, Prada refuerza su presencia en el mercado global y asume el reto de reposicionar a Versace manteniendo su esencia, pero dotándola de una nueva dirección creativa y estructura interna.
Donatella Versace ha hecho pública su reacción a través de su cuenta de Instagram. Acompañó sus palabras con una imagen de archivo de 2008, en la que aparece sonriente junto a Miuccia Prada durante un evento en Milán. La publicación marca el cierre de una etapa, pero también una continuidad. “Estoy absolutamente encantada de que Versace forme parte de la familia Prada. Gianni y yo siempre sentimos una profunda admiración por Miuccia, Patrizio y su familia. Es un honor que la marca esté en manos de una empresa familiar italiana de confianza. Estoy lista para apoyar esta nueva era de la marca en todo lo que pueda”, escribió.
Donatella no se desvincula del todo. Su nuevo rol será el de embajadora principal, manteniéndose como figura de referencia dentro del universo Versace. En sus palabras, hay un reconocimiento al legado compartido, al respeto mutuo y a la necesidad de evolución. Con está compra, la moda de lujo vuelve a reconfigurarse para vivir un nuevo capítulo en la historia.
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