Lady Di fue un icono de estilo global desde que se anunció su compromiso con el príncipe Carlos de Inglaterra en 1981, hasta su inesperado fallecimiento en 1997, cuando su fama había alcanzado dimensiones estratosféricas.
Bucear en su armario es el camino para encontrar muchas de las tendencias que reinaron en las décadas de los ochenta y noventa, prendas con las que la princesa de Gales definió su estilo único, el estilo Lady Di.
A principios de los ochenta sus prendas favoritas reflejaban un estilo muy tradicional inglés en el que las blusas con lazada y los vestidos camiseros eran imprescindibles. Con el tiempo, fue evolucionando hacia un look working girl en el que adquieren protagonismo las americanas, los vestidos tubo y los trajes sastre. Tras su salida de la casa real su estilo se relaja a diario y los vaqueros y sudaderas tienen un espacio destacado en su vestidor.
El estilo de la princesa Diana es eterno, sigue siendo una inspiración tanto en sus básicos de diario como en sus vestidos de fiesta. Estas son las prendas clave que no pueden faltar para crear tus looks inspirados en Lady Di.
Las blusas con lazada se convirtieron durante años en una de las señas de identidad de Diana de Gales y, de hecho, fue su elección para el anuncio del compromiso con Carlos de Inglaterra. Para ese día eligió un modelo estampado con gaviotas, que completaba un conjunto azul cobalto de falda midi y chaqueta ajustada con un cinturón de la firma Cojana.
Otra prenda característica del armario de Lady Di, especialmente durante sus primeros años de matrimonio con el príncipe Carlos, fueron los jerséis de lana con dibujos. Algunos, como el de las ovejitas de Warm & Wonderful diseñado por de Joanna Osborne y Sally Muir, se han convertido en un auténtico icono de estilo que ha sido reeditado y reinterpretado en numerosas ocasiones.
Otra de sus prendas fetiche, especialmente en la década de los ochenta, eran los vestidos camiseros de largo midi. Entre sus favoritos estaban los modelos estampados ajustados a la cintura y con falda de corte evasé, un patrón comodísimo y que, además, estilizaba su ya esbelta figura.
El cambio de década trajo para la princesa Diana un cambio en sus gustos. Los vestidos camiseros de corte midi quedaron relegados por otro estilo mucho más funcional y moderno: modelos de colores lisos, cuello a la caja, patrón recto y largo por encima de la rodilla.
Llegó un momento en que la princesa Diana apostó por un estilo working girl, muy de la década de los noventa, en el que las chaquetas se convirtieron en sus grandes aliadas. Las llevaba combinadas con vestidos y coordinadas con faldas, aunque fueron los trajes sastre los que realmente conquistaron el armario de la princesa.
En los años noventa, una de las piezas clave del armario de Diana de Gales fueron los vaqueros, concretamente el modelo mom jean que tan de moda estaba por entonces (y que esta temporada vuelve a ser tendencia). No fue una prenda que empezara a incluir en sus looks de manera improvisada, los vaqueros la acercaban al pueblo y tenían sentido en las labores humanitarias en las que estaba implicada.
El estilo deportivo entra definitivamente en el armario de Diana cuando empieza tener su propia agenda lejos de la familia real británica. Los noventa fueron una década de culto al cuerpo de la que no se libró la princesa Diana, quien siempre tuvo una relación complicada con su físico. El estilo deportivo se convierte en algo habitual y las sudaderas y leggins empiezan a ocupar un espacio en los armarios femeninos, incluido el de Lady Di.
Entre los accesorios que acompañaron fielmente a Diana de Gales hay dos que destacan por encima del resto: las perlas, de las que jamás se separó, y su bolso de Dior, que en su nombre llegó a convertirse en el icónico Lady Dior.
En la primera etapa como princesa de Gales, el color fetiche para las recepciones oficiales fue el azul declinado del tono celeste al cobalto. Sus vestidos voluminosos, plagados de lazos, volantes y brillos, parecían elegidos por alguien con gustos muy alejados de los que, con el tiempo, demostró tener Lady Di.
Algo había cambiado en Diana cuando el rojo, el color de la pasión, se hizo protagonista de sus vestidos de noche, que empezaron a alejarse del barroquismo para abrazar un estilo más minimalista. La jovencita maleable había dado paso a una mujer fuerte y decidida, que parecía dispuesta a recuperar su vida.
Cuando todo se había roto con Carlos de Inglaterra, regaló al mundo una imagen de sofisticación con el icónico “revenge dress” con el que acudió a la fiesta benéfica de la revista Vanity Fair. El LBD firmado por Christina Stambolian fue una auténtica revolución tanto por lo inesperadamente ceñido y corto, como porque supuso un cambio radical en la actitud apocada de la princesa Diana que pasó a ser una mujer fuerte, liberada, empoderada y admirada.