Tener que asistir a un juicio, bien como parte implicada, bien para participar como testigo, está a la orden del día. Y del mismo modo que cuidamos la forma de vestir para dar una buena impresión en una entrevista de trabajo o en una reunión de negocios, debemos hacer lo mismo si hemos de participar en un juicio.
Sabemos que la justicia debe estar por encima de las apariencias, pero también sabemos que nuestra imagen es una carta de presentación que, de manera subjetiva, hace que quien tenemos delante se forme una primera impresión de nosotros.
Dar con el look adecuado, sin necesidad de que nos disfracemos, es posible si se tienen en cuenta unos sencillos tips que nos permiten ofrecer una imagen veraz y fiable. Si hubiera que reducir todos los consejos a uno solo, este sería sobriedad. Pero este consejo puede matizarse aún más, para que vayas impecable y tengas todo a tu favor para ganar el juicio.
Deja los colores llamativos y chillones para otro día porque en un juicio están fuera de lugar. Si te decantas por los amarillos, verdes vivos o fucsia conseguirás llamar la atención, y no de la manera que pretendes. No hace falta que vistas de negro, pero sí que busques combinaciones discretas en ese color, o en gris, azul marino, blanco o en un tono tierra.
Combínalos de tal manera que tengas presencia y luminosidad, pero sin deslumbrar más de la cuenta. ¡Ah! y por supuesto, colores lisos. Reserva los estampados para una ocasión mejor. El único que podría tener una buena cabida, sería las rayas verticales en el caso de que llevaras una camisa de tipo masculino o un vestido camisero. Las flores, lunares y el animal print, están fuera de lugar.
En ocasiones lo más fácil es saber qué no debes llevar, así que descarta la ropa muy ajustada, los escotes pronunciados, los largos por encima de la rodilla o los jeans. Unos pantalones tipo sastre y una blusa, o un vestido de largo midi pueden ser una solución perfecta.
En cuanto a los tejidos, procura que no sean brillantes ni demasiado ostentosos. A menos que quieras dar una imagen de que andas más que sobrada de dinero, porque eso te beneficia para el juicio, es preferible que los tejidos aporten una imagen más neutral.
Es decir, que sea un zapato (olvídate de las deportivas), que tenga un color sobrio (el negro es infalible) y que no sea un taconazo (todo ok con un tacón medio). Que estén limpios y vayan acorde con tu ropa. Unas bailarinas o un zapato masculino, como un blucher, también son ideales, al igual que los mocasines. Si tienen plataforma, procura que no sea excesiva.
No renuncies a ellos, pero busca el equilibrio. Del mismo modo que nos encanta poner el énfasis en ellos cuando queremos conseguir un look de impacto, en este caso es mejor que permanezcan en un segundo plano. Ni aros grandes, ni brillantes llamativos, ni las manos repletas de anillos. Elige poco y bien. La sutileza aquí será tu mejor criterio para acertar.
Si has llegado al juzgado con gafas de sol no las dejes encima de tu cabeza a modo de diadema (ni mucho menos puestas). Mantenlas guardadas en su funda en ese bolso todoterreno que es funcional, elegante y discreto, y que no debería faltar en tu armario.
Ve favorecida, pero sin estridencias. Para peinarte nada como una coleta baja o un moño sencillo, a ser posible bien pulido, para que puedas mostrar la cara, pero sin que parezcas descuidada con un recogido hecho al tuntún en cinco minutos.
En cuanto al maquillaje, busca la naturalidad. Una base acorde con tu piel, máscara de pestañas, un poco de colorete y brillo en los labios. Para la sombras elige tonos tierra y nada de labiales fuertes; y para la manicura, decántate por los tonos nude. Cuanto más limpia se vea tu imagen, más creíble parecerás.