Normcore es un concepto acuñado en 2013 por la agencia neoyorquina K-Hole que, a pesar de haberse convertido en tendencia en 2014, tiene mucho que ver con el antiestilo y lo anticool y que podría resumirse en vestir con prendas anodinas.
Cuando se habla de zapatillas normcore se hace referencia a dos tipos de deportivas: por un lado las deportivas simples y básicas de estilo minimalista que no llaman la atención, y por otro, a las zapatillas prácticas que podría llevar cualquier padre o abuelo que no esté especialmente interesado en la moda, sino en ir calzado de manera cómoda.
Sentadas las bases de lo que serían unas zapatillas normcore, para encontrar modelos que encajen en esta definición hay que recurrir, por un lado, a los clásicos, que si por algo no pasan de moda es porque no siguen ninguna tendencia y, por otro, a las nuevas aportaciones de marcas como Isabel Marant o Yves Saint Laurent que han servido de inspiración a firmas low cost.
El normcore como tendencia global puede que haya desaparecido hace unos años de la vida pública, pero sigue siendo un concepto recurrente si hablamos de complementos. En el caso de las zapatillas de deporte, sirven como elemento disruptivo a la hora de construir un look actual para que no parezca excesivamente producido, aunque lo esté.
Si tiramos de orgullo patrio, las Tórtolas son la imagen más representativa de las deportivas normcore. Creadas en Elche en 1947 por Francisco Pérez “El Roig”, que junto a Antonio García comenzó distribuyéndolas en bicicleta, en los años 70 llegaba a vender 12.000 pares diarios y en los 80, hasta 25.000. Hoy, aunque se han adaptado a los nuevos tiempos, siguen fabricando modelos que recuerdan a aquellos que hicieron tan famosa a la marca.
Las inconfundibles Converse Chuck Taylor All Stars, con más de un siglo de historia, son otro de los clásicos modelos normcore que ha sobrevivido a épocas de gloria y momento de olvido. El modelo básico, de corte alto o bajo, sigue estando entre las deportivas más vendidas tanto por su capacidad para pasar desapercibida, como por su versatilidad a la hora de combinar con cualquier look.
Otras clásicas normcore son las zapatillas Campus 80 de Adidas. Un modelo tan básico que llevan siendo tendencia desde que se pusieran de moda en las canchas de baloncesto en los años 80. Discretas, unisex y tan básicas, que en ni cuarenta años de historia las han convertido en deportiva vintage.
Las New Balance 990v5 son posiblemente las deportivas más emblemáticas de la marca y son el ejemplo perfecto de las zapatillas normcore: un híbrido entre las zapas de padre y los modelos más minimalistas. Tienen tres décadas de historia y siguen siendo una de las deportivas más buscadas por prescriptoras de moda e influencers.
Es indiscutible que las llamadas “zapatillas de padre” fueron elevadas a la categoría de tendencia por firma Balenciaga. El modelo Runner es el tipo de deportivas que perfectamente se podrían vender en una gran superficie si no fuera porque van firmadas por una casa de lujo y su precio ronda los 1.000 euros.
Isabel Marant apuesta por la versión más minimalista del normcore con el modelo Bart, unas deportivas blancas de piel bobina tan básicas y poco llamativas que parecen creadas en otra década y reúnen todas las virtudes necesarias para convertirse en un clásico.
También Saint Laurent apuesta por el minimalismo con el modelo de Andy, unas zapatillas blancas de piel de becerro a las que solo delata su origen la inscripción de la marca en el lateral y repujada en la parte trasera de la suela.
Uno de los modelos normcore en versión low cost es el que propone Mango, con estas zapatillas de estética retro heredada de los 89 y 90, aunque con un diseño actualizado de volumen oversize.
H & M ha apostado por dos modelos normcore. El primero es una deportiva sencilla tipo Tórtola, fabricada en lona de algodón. El segundo es una “zapa de padre” gris y blanca, en ante y piel sintéticas, con lengüeta acolchada y suela gruesa.