El verano se divide entre bermudas o shorts, faldas vaporosas, vestidos mini y vestidos largos, que fueron tendencia el año pasado. Y estos últimos son unas de las prendas a las que más recurrimos, especialmente cuando se trata de vestidos largos casuales. Y es que son prácticamente lo único que nos apetece ponernos cuando llega la temporada primavera verano. Porque, reconozcámoslo, están llenos de ventajas estilísticas.
La primera de ellas, que de un solo gesto los vestidos largos consiguen vestirnos. No hay que complicarse mucho más la existencia buscándole florituras al look porque no las necesita. En definitiva, los vestidos largos solo nos hacen ganar tiempo y son una gran ayuda cuando la creatividad escasea, algo que ocurre de forma muy recurrente cuando dejamos la elección del look a la primera hora de la mañana.
Esto, ya de por sí, es un gesto que denota comodidad, y es que, los vestidos largos casuales de primavera-verano no son otra cosa. Son de lo más práctico y cómodo que hay en cualquier vestidor porque son amplios y fluidos y caen sobre la figura como si de una segunda piel se tratase, por lo que no pueden ser más frescos y ligeros.
Pero lo mejor de todo es que llevar un vestido largo de primavera-verano puede suponer llevar un look de la mañana a la noche, porque esta prenda rompe barreras. Algo que lo hace un más práctico porque podremos aceptar cualquier plan que surja sin necesidad de pasar por casa a cambiarnos, a pesar de lo cómodas y sencillas que vayamos con nuestro look de vestido largo.
Por esto y mucho más, los vestidos largos casuales seguirán siendo la prenda por excelencia de la primavera-verano. Así que, a pesar de que sean una pieza sencilla y fácil de llevar, he aquí su manual de uso de este año, para no dejar de llevarlo en todo el verano.
A pesar de que los vestidos largos se llevan con sandalias y alpargatas en su mayor parte, no hay normas con ellos. Por eso, son ideales para crear looks cargados de contrastes. Además no se necesita mucho para hacerlo, solo un accesorio que sea de un estilo completamente distinto al que caracteriza al vestido en cuestión. Una opción es, como Grace Villarreal, sumar el vestido largo a unas 'chunky sneakers', que llamarán bastante la atención y darán un toque original al vestido al que acompañen.
Esta es la forma más común en la que se llevarán los vestidos largos más casuales. Y es que es completamente el look de verano. Por eso, Susana Molina apostó por esta combinación de Amazon Fashion. Y es que tan pronto es un estilismo que puedas llevar para ir a la oficina como para un día de barbacoa en la piscina con amigas. Es de lo más versátil que existe en verano.
Si hay un estilo que se lleva en verano ese es el bohemio. Y si hay una prenda que lo represente esos son los vestidos largos y casuales. Y ellos solos son los que hacen todo el resto por sí solos. Solo hay que sumarlo a sandalias planas, mules o babuchas que sigan colaborando para crear un estilo hippie. No necesitarán más complementos, solo un bolso que lo acompañe de red o de crochet para aportar personalidad vintage, para un look como de sueño estival.
A pesar de que el verano es calor la mayor parte del tiempo, hay momentos en los que las altas temperaturas dan su brazo a torcer y nos dan una tregua. Para esas ocasiones lo mejor son los vestidos camiseros de manga larga. Siguen siendo igual de ligeros y se siguen ondeando al viento continúan aportando frescor, pero sí es cierto que cubren algo más el cuerpo, protegiéndonos de esa bajada sutil de las temperaturas.
Son ideales para llevar esos días de vacaciones en la playa cuando cae la noche y empieza a refrescar, algo que se intensifica con la brisa del atardecer. Si lo necesitas, suma el vestido también a una cazadora vaquera, aunque en las noches de agosto no será necesaria.
Un detalle de los vestidos largos es que muchas veces se construyen con botones en la parte central. Parece que estos no hacen nada, pero lo que hacen es aportar personalidad al vestido que completan.
En este caso, aunque se trata de un vestido largo casual, Sara Carbonero ha sabido cómo convertirlo en una opción para cualquier evento del verano que se tenga. Simplemente hay que añadir al vestido en cuestión, que debe ser algo más elegante y no tanto de estilo playero, un zapato o sandalia de tacón, aunque sea de esparto como el de Sara. Después, si lo que quieres es un look más relajado, puedes añadir un sombrero y contrarrestar.