Hubo un tiempo en el que Tamara Gorro mostraba una realidad que no era tal. Ella misma lo ha asumido a posteriori al recordar esa etapa en la que, antes de convertirse en madre, solo concebía compartir "felicidad absoluta" con su familia virtual. En sus intervenciones tanto en televisión como en redes sociales no había hueco para contar lo malo. Hasta que tocó fondo de tal manera que no le quedó otra que hacer clic y liberarse. Sus desesperados intentos por tener un hijo junto a Ezequiel Garay le llevaron a tal situación que aún hoy, cuando echa la vista atrás y regresa a aquella etapa, no le queda otra que asumir que en aquel tiempo atravesó uno de los momentos más duros de su vida.
Aunque ahora esté feliz con la familia que construyó en su día con el futbolista y de la que ahora forman parte Shaila y Antonio, la de Móstoles estuvo años pensando que jamás tendría hijos y que ser madre sería un sueño frustrado. Y esto, para ella, fue "una pesadilla". Al poco de contraer matrimonio, los compromisos profesionales de su por entonces marido les obligaron a instalarse en Rusia, algo que, tal y como narra en 'Cuando el corazón llora', su libro autobiográfico, les afectó "a la larga".
A lo "agotador" que fue mantener su trabajo en España a pesar de vivir a miles de kilómetros de distancia se sumó que, cuando decidieron ser padres, no lograban tenerlos por el método natural. Fue entonces cuando, entre tanto viaje, la Gorro se sometió a un tratamiento de reproducción asistida que tampoco tuvo los resultados esperados. Esto, según narra en el libro, les unió en lo sentimental. Pero el hecho de que la distancia le obligase a rechazar ciertas colaboraciones en programas de nuestro país complicó la situación.
"En algún momento me dio un bajón tremendo, no salía de la habitación, no paraba de llorar, necesitaba vida, necesitaba trabajar", cuenta. Mientras Eze triunfaba en el Zenit, equipo por el que acababa de fichar, Tamara veía su meteórica carrera paralizada. Y el embarazo no llegaba. Así que acordaron iniciar un proceso de gestación subrogada que les dio a Shaila, su primera hija. Fue entonces cuando acordaron volver a España para criar ahí a la niña, cerca de los suyos. Y aunque los primeros años fueron de "mucha ilusión", al querer darle un hermano volvieron los problemas.
Cuando la influencer decidió ser madre por segunda vez de forma natural, su marido no la apoyaba. Según cuenta en uno de los capítulos del libro, Ezequiel "ni quería más hijos ni mucho menos que yo pasase de nuevo por todo lo que pasé con mi niña". Recordemos que Gorro venía de dieciocho intentos de reproducción asistida que le obligaron a atravesar una temporada de "preparación, quirófanos, mentiras, medicamentos y pruebas" difíciles de digerir. De ahí la postura tajante de Garay. Sin embargo, después de que ella le suplicase su apoyo, él "accedió" y "de forma milagrosa", cuando viajaron a Estados Unidos para someterse a un nuevo tratamiento, se quedó embarazada de Antonio, su segundo hijo.