La historia de amor de Isabell Junot y Álvaro Falcó parece extraída de una novela turca y su primer encuentro, obra del mismísimo destino. Se conocieron por casualidad, hace un lustro, en la estación de esquí de Gstaad. Ella se acercó a Álvaro porque creía que era otra persona y estuvo hablando con él durante unos minutos. Más tarde, muerta de la vergüenza, tras enterarse de que no era quién creía, regresó para pedirle perdón.
Al actual marqués de Cuba le hizo gracia la situación, pero la cosa quedó ahí. No obstante, un par de años después, Cupido se puso manos a la obra tras producirse su reencuentro en la capital. “Ni siquiera vivía aún aquí. Le dije: ‘¡Hombre, Fulanito!, ¿qué tal?’, siempre que nos veíamos le hacía gracia. Y nada, con el tiempo me mudé, empezamos a quedar con la misma gente y poco a poco…”, recordaba la hija del promotor inmobiliario francés Philippe Junot y la socialité danesa Nina Junot en su revista de cabecera.
La pedida de mano tuvo lugar poco más de dos años después de iniciar su relación y fue casi tan romántica como su primer encuentro. El aristócrata y la coach nutricional volaban a Punta Cana para celebrar el treinta aniversario de Isabelle, que se había convertido en el gran apoyo de su chico, que había perdido a su padre meses atrás. “No me lo esperaba, pensaba que estábamos celebrando mi cumpleaños. Fue un momento muy especial, estábamos los dos solos, hubo una mezcla de emociones”, estaba “encantada” de anunciar la feliz noticia.
El enlace, celebrado el pasado 2 de abril, reunió a gran parte de la alta sociedad en el palacio de Mirabel, propiedad de la familia del novio. Cientos de curiosos y numerosos medios se agolpaban a las puertas del edificio para contemplar la llegada de los más de 200 invitados que hicieron acto de presencia en este día tan especial para la pareja, entre los que hubo muchos rostros conocidos. María Chávarri, Eugenia Silvia, Los del Río, Marta Ortega, Álvaro Aznar o Tamara Falcó –que mantiene una excelente relación con la mujer de su primo-, fueron algunos de los famosos que no dudaron en desplazarse a Plasencia.
Desde entonces, todo ha sido un poco “surrealista” para Isabelle, que se animó a participar en el mismo concurso culinario que ganó Falcó hace tres años y se mudó a un nuevo inmueble junto a Álvaro, su marido, aunque aún no se ha acostumbrado a llamar así a su pareja. Su día a día no ha cambiado, cada uno está “con sus cosas” (son “muy independientes”), pero, a la vez, permanecen “muy unidos”. Un vínculo que podría fortalecerse en un futuro cercano cuando se animen a dar un paso más en su relación y formen su propia familia, algo que está entre sus planes, aunque aún no saben cuándo sucederá, “ya se verá cuando”.