Después de haber "tropezado muchas veces con la misma en cuanto a hombres", Raúl García irrumpía en la vida de Cristina Rodríguez para darle sentido a todas sus decepciones amorosas. Todo comenzó con un simple 'match' en una famosa app de citas. El empresario desconocía que detrás del perfil de 'María' se encontraba realmente la siete veces nominada a los premios Goya a 'Mejor diseño a vestuario', que en un principio no quiso darle mucha bola tras enterarse de que era padre.
"En esa aplicación, mentía todo el rato antes de conocer a la persona, en mi edad, en todo. Incluso en la foto no se me veía. Él se enteró de quién era y discutimos por Whatsapp, lo bloqueé varias veces", recuerda sus inicios en una entrevista con la revista 'Lecturas', donde confiesa que la insistencia del empresario y el consejo de una buena amiga, le hicieron "abrir los ojos" respecto a lo "imbécil" que estaba siendo con él.
El "patrón de hombre" que tenía fijado en su cabeza hizo que llegara a dar plantón en varias ocasiones a "la persona ideal". "Quería tipos de éxito, pijos, del barrio de Salamanca... Y luego los pijos, al tercer día, me decían: '¿Vas a ir así vestida?'", no lograban entender el carácter "rebelde" de la alicantina, que es una persona con las ideas bastante claras: "Mi marido dice que soy un Ferrari y que es muy difícil conducirlo. Yo me veo facilísima, soy muy maja si no me intentas apartar o tapar".
"Mi marido es muy divertido, nos reímos desde que nos levantamos. Todo de él me hace gracia, ¡cómo es el amor!", presume de su situación sentimental Cristina, que dio el 'sí, quiero' a Raúl en Altea, la tierra natal de la novia, después de haber aplazado hasta en tres ocasiones su boda. "Estamos casados, pero no vivimos juntos. Soy una moderna. Mi marido tiene dos hijos mayores y vive en las afueras de Madrid y yo en el centro. Yo no puedo vivir en las afueras. Me da hasta miedo lo de irnos a vivir juntos, porque somos tan felices", reconoce.
Mientras que el director de Fiat en España se estrenó en la paternidad con otra mujer, Cristina Rodríguez no tiene la necesidad de ser madre. "Cuando entro en casa reventada, doy gracias por no tener hijos, es que no hubiera hecho ni la mitad de las cosas que he hecho. No tengo ese instinto, y creo que el amor de los hijos no es bidireccional. Yo soy una persona que da mucho, pero espero recibir. Si no recibo, dejo de dar", respondía con la honestidad que la define.