El jueves 6 de febrero de 2025, Marcelo hacía oficial su retirada del mundo del futbol a través de un emotivo vídeo en el que agradecía todo vivido a lo largo de estos años. El futbolista se despedía recordando a los suyos y a los dos clubes de su vida, el Real Madrid y el Fluminense, el club brasileño en el que debutó y en el que ha pasado su última etapa como futbolista después de un breve paso por el Olimpiakos.

Tras esta despedida de los terrenos de juego, el Real Madrid, el club que abandonó en 2022, le ha rendido un emotivo homenaje en el Santiago Bernabéu durante la última jornada de Liga. Un homenaje en el que ha estado rodeado de su familia. Sus hijos, Enzo y Liam le arroparon sobre el césped mientras que su mujer, Clarice Alves, siguió con detalles todo lo que ocurría desde la grada. 

Uno de los pilares de la vida de Marcelo es su mujer, la modelo y actriz Clarice Alves. El futbolista la conoció en siendo un adolescente porque ella es hermana de su compañero y amigo Caio Alves. Ambos jugaban juntos en aquel momento y Caio fue el encargado de presentarlos y no tardaron en hacerse inseparables. "Nos fuimos conociendo y nos hicimos muy amigos. Vimos que teníamos en común otras cosas, que disfrutábamos de estar juntos, pero ya no como amigos. Ahí fue empezando", recordó el futbolista en una entrevista. 

Poco a poco su relación se fue consolidando y ambos recuerdan con cariño aquellas primeras citas en las que el futbolista dejó que Clarice incluso le tiñera el pelo "rubio pollo" para poder pasar un rato juntos. "Quería hacer algo diferente y yo pensaba que iba a conquistarla con esto. Luego mi padre me regañó muchísimo", contaba el deportista. Fue así, entre viajes en familia, citas y partidos de fútbol su historia de amor se consolidó. 

Fue entonces cuando llegó el momento decisivo en la carrera de Marcelo. En 2006 el Real Madrid lo fichó y tenía que viajar a España. Tan solo tenía 18 años y Clarice era menor de edad por lo que su padre tuvo que firmar un permiso para que pudiese viajar con él a España. Eso sí, ambas familias decidieron que no viajaran solos y los mandaron con 'carabinas'. "Vinimos con su hermano y mi abuelo. Luego ya vino su madre, mis familiares", contaba hace un tiempo el futbolista hace unos años durante una entrevista.

Dos años después de su llegada a Madrid, en 2008, Marcelo y Clarice se dieron el 'sí, quiero' en Río de Janeiro en una boda en la que no faltó la anécdota. Según contó el futbolista hace ya varios años, antes del enlace el anillo se coló por un agujero del bolsillo y pensó que lo había perdido. "El traje no era muy bueno", dijo bromeando el futbolista, que finalmente pudo encontrarlo y contraer matrimonio con Clarice sin ningún incidente más. 

Un año después de pasar por el altar, la pareja dio la bienvenida a su primer hijo en común. El 16 de septiembre de 2009 llegó al mundo Enzo Alves Vieira, quien parece haber heredado el talento futbolístico de su padre. Siendo un niño entró en la cantera del Real Madrid para empezar a formarse y no ha tardado en despuntar. Según algunos expertos, destaca por su físico y su gran técnica. De hecho, a sus 15 ya ha hecho historia en el club blanco al convertirse en el jugador más joven en debutar con el Juvenil B. Además, ya ha debutado con la selección Sub - 15. Eso sí, a diferencia de su padre, que jugaba de lateral derecho, Enzo juega de nueve. 

También en septiembre, pero de 2015, nació Liam, el benjamín de la familia, quien también parece querer seguir los pasos de su padre. El menor ya ha dado muestras de su sobrado talento, tal y como pudimos ver en un divertido vídeo que compartió su padre el pasado mes de octubre en el que el menor le hace un caño al futbolista, que no da crédito a lo que acaba de ocurrir. Pero más allá de este anecdótico momento, Liam también está destacando en las categorías inferiores del Fluminense brasileño, equipo en el que milita actualmente. No obstante, con la salida de su padre del club habrá qué ver cuál es el futuro de la familia y si el pequeño continúa jugando allí.

Marcelo siempre ha confesado que debe todo lo que es se lo debe a su abuelo. Sin él nunca podría haberse dedicado al mundo y haber sido la estrella que ha sido. Su historia, como la de muchos niños cariocas, comenzó en las calles de Río de Janeiro. Allí empezó a jugar sus primeros partidos con sus amigos del barrio y allí fue donde su abuelo, Pedro, se dio cuenta de su talento. 

Convencido de que Marcelo tenía mucho que dar, no lo dudó y pagó el dinero de la ficha de su nieto en el club donde debutó. Sin embargo, su apoyo no se limitó a lo económico, Pedro fue entrenador de los chavales, masajista, chófer y, lo más importante, hasta que falleció en 2014 fue el soporte emocional del astro brasileño, quien además de lucir un curioso tatuaje en su honor le ha dedicado todos los goles de su carrera. 

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