En la vida de Joaquín Cortés, el flamenco ha sido su mayor pasión y el arte que lo ha llevado a lo más alto. Pero no solo en el escenario ha encontrado apoyo, sino también en su mujer, Mónica Moreno. Juntos han formado una familia con dos hijos y llevan más de catorce años compartiendo momentos de alegría, pero también dificultades. Mónica ha sido el pilar de Joaquín, especialmente en los momentos más duros de su vida. Aunque no están casados, ambos han demostrado que el amor y el compromiso familiar son los verdaderos pilares de su unión.
A lo largo de los años, Mónica y Joaquín han construido una familia sólida y equilibrada, enfrentando tanto los buenos momentos como los más complicados, como la enfermedad que puso en alerta la salud del artista. Los dos coinciden en que lo más importante de su relación es estar siempre ahí el uno para el otro, sobre todo por el bienestar de sus hijos.
El peor momento de la vida de Joaquín Cortés fue, sin lugar a dudas, la pérdida de su madre, con quien tenía una conexión especial y única. En su entrevista con la revista “¡Hola!”, Joaquín no escondió el profundo dolor que esta tragedia le causó. "Acababa de fallecer mi madre, fue el peor momento de mi vida. Estaba perdido y no quería estar en el mundo. Estábamos muy unidos", confesó el artista, quien sentía que su madre era el motor de su vida y la razón por la que había alcanzado el éxito en su carrera.
En ese momento tan oscuro, cuando Joaquín se sentía devastado y sin rumbo, fue Mónica quien apareció como su gran apoyo. Aunque ya se conocían, su relación había comenzado de manera fugaz años antes. Fue después de la pérdida de su madre que Mónica se convirtió en la persona que lo ayudó a salir adelante. "Al poco tiempo, apareció Moni. Ya nos habíamos conocido antes, pero en una etapa fugaz. Empezamos como amigos…", relata Joaquín sobre cómo su conexión con Mónica, que en un principio fue más superficial, pasó a ser crucial en los momentos más difíciles de su vida.
La llegada de su hijo Romeo fue un punto de inflexión para Joaquín, quien encontró en la paternidad una razón para seguir adelante tras la muerte de su madre. "Mi hijo fue quien devolvió el brillo a mis ojos y la luz, porque yo lo había perdido con lo de mi madre", explica. La maternidad de Mónica y la paternidad de Joaquín les dieron una nueva perspectiva de vida y les permitió reconstruir una familia llena de amor.
El primer encuentro entre Joaquín y Mónica tuvo lugar en 2006, cuando ella tenía 20 años y él, 36. Aunque en ese momento el destino no los unió de forma definitiva, la conexión fue inmediata. Mónica recuerda: "Nos cruzamos en una discoteca de Madrid y nos quedamos mirando. Yo no lo identifiqué, pero me pareció alguien familiar. Joaquín se acercó y me pidió el teléfono. Mis amigas me convencieron y se lo di". Sin embargo, las circunstancias no estaban maduras para una relación, y ambos tomaron caminos diferentes. Pasaron los años y, cuando menos lo esperaban, sus caminos se volvieron a cruzar. "A los cinco años, nos reencontramos por mi preparador físico. Joaquín me dijo: '¿Por qué llevas cinco años sin cogerme el teléfono?'. Entonces, empezamos a quedar… y hasta hoy", explica Mónica sobre cómo su relación se reavivó.
El apoyo de Mónica ha sido fundamental, pero Joaquín también ha demostrado ser su pilar en momentos de crisis. Cuando Mónica perdió a su madre en noviembre, Joaquín mostró una vez más su lealtad y apoyo incondicional. "Ese día, él actuaba en Madrid y estaba ensayando, pero lo dejó todo y vino corriendo al hospital. Luego, le dedicó el show a ella", relata Mónica, destacando la nobleza de Joaquín en los momentos más difíciles.
Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.