Si hay un acontecimiento deportivo que todos los españoles recordaremos el resto de nuestra vida ese es, sin duda alguna, la final del mundial de fútbol de 2010. Entre ruidos de vuvuzelas y con el pegadizo 'waka waka' de fondo, la selección española se coronaba hace diez años campeona del mundo por primera vez en la historia. Desde ese mismo momento, en nuestra mente se empezarían a acumular numerosas imágenes que no podríamos despegar de nuestras retinas: el gol de Iniesta en el minuto 116, Camacho eufórico gritando su ‘Iniesta de mi vida’ o Casillas, como capitán del equipo, levantando el trofeo del torneo mientras una lluvia de serpentina dorada caía encima de todos los jugadores.
Pero más allá de sus paradas y de demostrar este día su profesionalidad entre los cuatro palos, el guardameta guardaba un as en la manga que emplearía para acallar las innumerables críticas que había recibido durante el torneo la que por entonces era su nueva novia, Sara Carbonero. Un improvisado beso de película que también se ha ganado su puesto en la historia de España y que fue la confirmación pública de una historia de amor que perdura desde hace 10 años y de la que han surgido dos hijos: Martín, de 6 años y Lucas, de 4.
El inicio de la relación entre Sara Carbonero e Iker Casillas no fue precisamente un camino de rosas. A pesar de haberse conocido en 2009 durante el torneo de la Copa Confederaciones, su idilio no comenzaría hasta febrero de 2010, cuatro meses antes de que ambos tuvieran que trasladarse a Sudáfrica para trabajar en el mundial: él como portero de la selección y ella dando la información de los partidos a pie de campo para las retransmisiones de Telecinco. Un trabajo como periodista que iba a empezar a ser cuestionado desde el primer partido, cuando la roja perdía en su primer enfrentamiento contra Suiza.
Medios internacionales tan reconocidos como The Times empezaban a señalar a la presentadora como la culpable de la primera derrota de la selección, y le acusaban de estar despistando al guardameta al hacer su trabajo cerca de la portería. 'La novia del portero empieza la Inquisición Española', titulaba el periódico británico a su artículo, donde afirmaba que la presencia de la joven en el campo hacía que el portero “tuviera la mente puesta en otras cosas”.
La mayoría de los medios españoles se hacían eco de este artículo de opinión y las redes sociales empezaban a realizar duras críticas sobre su presencia en el estadio. Tal era la polémica que Sara tenía que salir en su defensa: "¿Que voy a desestabilizar el mundial? No tengo tanto poder", intentaba quitar hierro al asunto en una entrevista para la Noria. “El gol de Suiza, que te puedan criticar porque estaba tu pareja a pie de campo es una estupidez, con todos mis respetos. No hay por dónde cogerlo”, ha recriminado el guardameta en el nuevo documental 'Los secretos de la roja', donde ha recibido el apoyo de Xavi, que revelaba cuál había sido la magnitud del asunto: “desde fuera, veíamos que era demasiado”.
A partir de ese momento, cada paso que daba la presentadora era tema de debate e Iker era mirado con lupa en cada error que cometía. "Era una persona casi anónima. Le vino todo grande al principio", recordaba el guardameta lo mal que lo había pasado Carbonero por esta situación en una entrevista para Iñaki Gabilondo. Y es que, años después, Sara seguía sin entender el motivo por el que fue tan cuestionada. “Me han criticado en otras ocasiones por equivocarme, pero aquello sigo sin comprenderlo”, confesaba en una entrevista para el País.
Por eso, ganar esta inolvidable final no solo significó una victoria profesional para el exjugador del Real Madrid, también se había convertido en una espectacular forma de liberar a su actual mujer de toda culpa. “Habíamos sufrido bastante”, recordaba Iker en una entrevista para Bertín. "A veces la gente piensa que solo somos un personaje, pero detrás tenemos a mucha gente que sufre por nosotros: tíos, abuelas, amigos, vecinos…. La gente piensa que es gratuito meterse con uno o con otro, y todo el mundo tiene su corazoncito", acusaba a la oleada de críticas que recibían.
Entonces llegó ese inesperado beso que dejó atónito a todo el país. “Se habían metido mucho con ella y aquel momento era el broche ideal para poner punto y final a aquel campeonato”, afirmaba en la misma entrevista. El guardameta, visiblemente emocionado, agradecía el apoyo recibido por su familia y amigos durante el torneo y se lanzaba a los labios de la reportera, que se quedaba sin palabras. "Madre mía", dijo Sara ante tal momento, que cortaba la conexión con el sonido de los aplausos de los reyes de España, que se encontraban allí presentes viviendo este inolvidable momento.
Un instante que se viralizó al minuto en todas las redes sociales, convirtiéndose en tendencia durante varios días no solo en Twitter, sino también en la calle, donde no se hablaba de otro tema que no fuera la victoria de la roja y el beso del guardameta. Un perfecto broche del que también se hicieron eco aquellos medios internacionales que habían recogido anteriormente los ataques que había recibido Sara, como the New York Times, que titulaba a uno de sus artículos como: "Sellar el mundial con un beso". Sin duda, este era un beso que había dado la vuelta al mundo.