El pasado mes de agosto, un año después de iniciar su historia de amor, Esther Doña y Santiago Pedraz anunciaban por sorpresa su boda a golpe de exclusiva. La revista ¡Hola!, a través de una extensa entrevista con los protagonistas de la noticia, informaba de que el juez había pedido la mano a la viuda de Carlos Falcó a través de “una carta preciosa”. La ilusión fue fugaz. Tan solo una semana después, el citado medio sacaba a la luz que la relación -y por lo tanto el compromiso- estaba rota, dando así inicio a una oscura trama que dos meses después sigue dando de qué hablar.
Ella mantiene que desconoce las razones que habrían llevado a Pedraz a tomar esta decisión. La que fuera esposa del marqués de Griñón sostiene que el 20 de agosto recibió un inesperado Whatsapp de su pareja ("Nuestra relación es imposible, hablamos algún día, cuídate y besos") en el que le informaba del fin de su relación. “Le llamé por teléfono, pero fue imposible la comunicación”, confiaba en un principio que esta reacción fuese tan solo un “arrebato”.
El juez, por otro lado, aclaró a su revista de cabecera que en el momento en el que se realizó el reportaje la intención de pasar por el altar era real. La ruptura se produjo, según su versión, el pasado 12 de agosto, cuando se generó una “absoluta distancia” irrevocable entre ambas partes. “Hay líneas rojas que no se pueden pasar y ella las pasó. Por eso me planté y rompí y por eso no me voy a mover”, no quiso dar los motivos por los que decidió romper con todo.
Lecturas desvela este miércoles en sus páginas qué ocurrió el 12 de agosto y cuáles fueron las líneas rojas que Doña se saltó. La pareja viajó a Ibiza en compañía de una amiga para pasar unos días en casa de un empresario, que se encargó de organizar una espectacular fiesta (comida, música, dj, bebida) en su última noche. Según plasma la citada revista, pasadas las horas y después de algunas copas, Esther tuvo un “ataque de ira” contra Santiago en el que le llegó a acusar de aprovecharse de su relación para darse a conocer.
Todos los invitados pudieron escuchar los gritos que salían de la habitación de la pareja. “Yo soy la marquesa de Griñón y tú, un simple funcionario”, le habría llegado a recriminar ella. Fue esa misma noche, tras esta fuerte discusión, cuando el juez se dio cuenta de que estaba “harto del insoportable carácter” de su prometida. La gota que colmó el vaso tuvo lugar tan solo horas después, en pleno vuelo a la capital, ya que volvieron a protagonizar “un desagradable incidente” que terminó por derruir lo que quedaba de esta historia de amor.