Hace escasos 15 días, Mayte García y Santiago Cañizares daban la sorpresa al informar que habían puesto fin a trece años de matrimonio. Conscientes de que su ruptura podría derivar a un sinfín de especulaciones, la pareja emitía un breve comunicado para rogar a la prensa que trataran respetuosamente este delicado y doloroso asunto por el bien de sus tres hijas. “Queremos comunicaros que estamos pasando por un proceso de separación. Por el respeto, cariño y apoyo que nos habéis profesado, sobre todo en los momentos duros, nos sentimos en la obligación de ser nosotros quien os lo transmitamos”, se dirigían a los medios y aquellos que les tendieron la mano cuando en 2018 tuvieron que hacer frente a la pérdida de su hijo de cinco años.
Mayte, horas después de que la crónica social se hiciese eco de su divorcio, rompía su silencio en la revista ¡Hola!, donde reiteraba que esta separación se había ejecutado en los mejores términos posibles: “Al final va a ser verdad que nada es para siempre, lo importante es la calidad, el cariño y el respeto que nos tenemos. Nos seguimos queriendo mucho… pero cada vez vemos la vida de forma más diferente”, señalaba cuál era la razón que les había obligado a iniciar una nueva etapa por separado.
Ahora que la repercusión y el interés mediático ha decaído, la exmujer del guardameta se ha visto con fuerzas para conceder otras declaraciones a su revista de cabecera, donde ha confesado que sigue viendo en su exmarido a su media naranja: “A veces las almas gemelas pasan etapas en las que no pueden estar juntas. Santi y yo somos almas gemelas, pero este no es nuestro momento de estar juntos”, parecía lamentar esta situación. “Mi hijo Santi nos enseñó a buscar la felicidad y eso es lo que estamos haciendo”, manifestaba que se habían acogido a las lecciones de vida que el pequeño les dejó para dar este crucial paso.
Tan solo un día después de que publicaran un precioso paisaje para poner al corriente de todos cuál era su situación actual, el exfutbolista descubría que iniciaría una nueva etapa en lo personal y también en lo profesional. “Tras trece temporadas de intensa emoción comentando y analizando fútbol, nuestros caminos hoy se separan. Solo tengo palabras de agradecimiento hacia las personas que me permitieron tener un modo de vida que me generaba prestigio e ilusión”, se despedía de su puesto como analista deportivo.