Se cierra un ciclo. Un año después de que se filtrase su crisis sentimental, meses desde que se diese por hecho la separación y semanas desde que lo confirmasen los propios protagonistas, Sara Carbonero e Iker Casillas han firmado el divorcio. Así lo ha contado la revista Diez Minutos este miércoles en portada, donde desglosa los acuerdos a los que ha llegado la ya expareja para cumplir con esa ruptura pacífica que nos prometieron en el famoso comunicado con el que pusieron fin a su relación.
Aquella noche del 12 de marzo en la que se cumplieron las sospechas, ambas partes advirtieron que la suya era una separación "de mutuo acuerdo" en la que "el respeto, el afecto y la amistad" primarían por encima de todo. Su prioridad, como nos aseguraron por entonces, era seguir compartiendo "el bienestar y la educación" de sus hijos Martín y Lucas, de siete y cuatro años, que creciesen "en un entorno estable y saludable" más allá de que sus padres hayan optado por tomar "caminos distintos pero no lejanos". Y esto se ha plasmado en el acuerdo de divorcio.
En la mañana del pasado 6 de abril, Iker Casillas y Sara Carbonero volvían a verse las caras en el juzgado número 1 de Pozuelo de Alarcón, muy cercano a la residencia familiar, para dar por terminado su matrimonio de forma oficial. Una firma del divorcio que era inminente y que se hará definitiva 20 días después de producirse dicho trámite, en menos de dos semanas.
Tal y como ha podido saber la revista antes mencionada en exclusiva, el pasado martes se llegó a un reparto "de mutuo acuerdo", poniendo siempre en valor el presente y futuro de los menores. La custodia de los pequeños, algo que habían decidido antes de presentarse en los juzgados, será para la periodista, que continuará viviendo con ellos en la mansión de La Finca a la que regresaron después de sus cinco años en Oporto y en la que, a pesar de estar en venta, parece que se instalarán de forma permanente.
Esta propiedad, que se encuentra a nombre del exfutbolista, estará a pocos kilómetros de la que hasta ahora era la nueva vivienda de Iker: un céntrico ático de 300 metros cuadrados útiles ubicado en la zona de Pintor Rosales, por Moncloa, que el que fue capitán del Real Madrid compró poco después de su vuelta a España y que, a pesar de que en su día dijo que se trataba de una inversión inmobiliaria, parecía que iba a convertirse en su nuevo hogar. Pero hay más cambios.
La revista Semana, ampliando esta exclusiva de Diez Minutos sobre el divorcio, informa de que el guardameta se habría comprado otro ático, en la misma urbanización que el chalet familiar, que está valorado en 1.715.000 euros y que cuenta con piscina privada, cuatro dormitorios con baño propio de suite y, ojo, hasta seis terrazas. El medio asegura que el de Móstoles ya estaría viviendo allí.
La cercanía con la carretera de Extremadura hará que en apenas cuestión de minutos pueda estar con Lucas y Martín, a los que podrá visitar de forma asidua (más allá de los fines de semana alternos que le impone la ley). Una prueba más de esa estupenda relación de la que nos hacen partícipes a diario a través de sus redes sociales.
En cuanto a la manutención, los compañeros de Diez Minutos también han informado que tanto Carbonero como Casillas han acordado que "sea el deportista quien corra con todos los gastos de la educación de los niños".