Llevaba días anunciando que había tomado una decisión. Que se avecinaba un cambio vital que se moría de ganas por compartir con su familia virtual. Porque, como bien ha explicado la propia Tamara Gorro en un emocionante vídeo, “todo lo que empieza acaba”. Los finales, tal y como ha expresado con la voz entrecortada, siempre dejan una sensación de malestar, “ya sea por lo angustioso que has vivido, por querer olvidar o por dar por finalizada una vivencia”. Y ahora toca decir adiós y pensar en un nuevo destino, del que ya hablado alto y claro.
Ezequiel Garay ha confirmado su salida del Valencia. Tras no llegar a un acuerdo con el club de fútbol y protagonizar varios malentendidos con el equipo directivo, el argentino no ha renovado su contrato tras cuatro temporadas como defensa. Esto no solo supone un cambio de rumbo para él. También para los suyos, que ahora tienen que despedirse de la ciudad que ha sido su hogar durante casi media década.
Todo comenzó hace ya diez años, cuando Tamara decidió dejarlo todo por seguir los pasos de su marido. Abandonó la televisión para estar al lado de su “compañero de vida”. Y esto implicó reubicar rutinas y cumplir sueños. En menos de seis años han vivido en dos países diferentes. También han formado su familia, con el nacimiento de Shaila y la posterior llegada de Antonio.
Tras una temporada en Rusia, el 31 de agosto de 2016 se instalaron en Valencia con nervios, incertidumbre y ganas por empezar esta andadura. “Mi piel se erizaba cada día más”, ha confesado la influencer al hablar de los valencianos, que desde antes de llegar hicieron que “las fichas se fueran colocando sin necesidad de forzar”.
Por entonces, la pequeña Shaila apenas tenía diez meses. “Su sonrisa era permanente”, recuerda. En el caso de la Gorro, también fueron todo cosas positivas. “El bienestar de mi familia, sumado a las amistades que hice, hizo de Valencia una ciudad acogedora”, cuenta con nostalgia. Por eso define como “comprensible” sentir pena por su marcha, que ya es una realidad. “Quiero hacerlo de la manera que me nace, diciendo lo que siento desde el corazón. Lugares que dejan huella hay pocos”, ha destacado, recordando que fue aquí donde tomó una de las decisiones más importantes de su vida: que su segundo hijo fuera valenciano, haciendo que su vínculo con el Mediterráneo fuese de por vida.
Sin embargo, como ha sucedido ahora, a veces los planes de futuro “dan un giro” y toca cerrar etapas. Se acabó “esa sonrisa constante de sus hijos por ir a su colegio, por ver a su papá jugar al ‘gol’, por esas muestras de cariño que siempre han recibido”. Ahora la Gorro asegura sentir tranquilidad, y aunque cuesta, “hay que asumir que uno no siempre tiene lo que quiere”. Ahora, tal y como ha compartido en sus stories, los cuatro han puesto rumbo a Madrid. ¿Cuál será su siguiente destino?