Julián Contreras se ha abierto en canal en ‘No estamos Locas’, formato en el que un invitado de relevancia del panorama nacional habla junto al influencer Luc Loren de situaciones y problemas personales relacionados con la salud mental, desestigmatizando los tabúes vinculados a ella. En esta línea, el hijo de Carmina Ordóñez ha abordado públicamente la etapa más “oscura” de su vida para ayudar con su testimonio a quienes estén pasando por una situación similar.
“Lo mío viene porque mi vida empieza a cambiar y no me adapto, no consigo encajar muy bien en ella. Empecé a tener variaciones porque emprendí un negocio que no me fue bien por una estafa y eso provocó que la vida se cambiase y hubo que hacer ajuste en todos los niveles. Además, entre medias tuve varias situaciones sociales muy malas. Entonces, al final, todo eso es como si te van escurriendo hasta que al final no te queda ni una gota y estás como un trapo”, exponía las situaciones que lo condujeron hasta una severa depresión.
El hermanastro de Cayetano y Fran Rivera, que no hizo partícipe a su entorno más cercano de su realidad en aquel momento, llegó a un punto en el que estaba convencido de que quitarse la vida era la única vía para poner fin a sus problemas: “No es una parte degenerativa de estoy tan mal que voy empeorando hasta que al final me suicido, sino que estoy tan mal que creo que suicidarme es la forma de solucionar todo esto”.
Julián se pasó “un año entero pensando sistemáticamente que mi vida tenía que terminar”. “Llegué a escribir cerca de 420 cartas de despedida. Una por noche. Cuando tú te pasas un año entero de tu vida así, cada día, cada día, cada día… Tu relación contigo mismo se vuelve muy mala, muy tóxico. Al final vives o convives con una persona que te quiere destruir, que eres tú mismo”, confesaba Contreras, que en aquel momento empezó a plantearse muchas cuestiones: “¿Qué te vas a perder? ¿A quién vas a dejar?”.
Finalmente, según su testimonio, fue su mascota la que le ayudó a seguir adelante y descartar esta idea: “A mí me salvó la vida mi gato, porque yo todas las noches –la nocturnidad juega un papel muy malo con los suicidas- yo tenía un gatito, que en ese momento era un bebé, y todas las noches se tumbaba en el pecho y yo decía: ‘cómo voy a dejar a esta criatura’. Es curioso porque mi padre es mi núcleo vital, mi universo gira en torno a mi padre, pero fue este ‘pequeño dictador’ que no me deja dormir desde entonces y me despierta cada mañana”.
Recalcando constantemente que haber cometido tal acto “habría sido un error” porque “siempre es un error, nunca es acertado”, el escritor aseguraba a todos aquellos que están atravesando una etapa tan oscura como la suya que, pese a que la vida “es muy retorcida y a veces se pone muy complicada, de pronto brilla y brilla mucho”: “Eso es a lo que hay que agarrarse y lo que hay que buscar. Pasan cosas de pronto cada día inesperadamente que dices: me habría perdido esto y me habría perdido lo otro. Yo me agarré mucho a eso, al no saber lo que me voy a perder”.