La vida de Tamara Falcó ha dado un vuelco en la última semana. La hija de Isabel Preysler ha pasado de la felicidad por su compromiso con Íñigo Onieva a la tristeza por la filtración de una grabación que probaba que el diseñador le había sido infiel pocos días antes de su pedida de mano. A estos sentimientos habría que sumar la impotencia por haber creído a su pareja, que le aseguraba en un principio que estas imágenes habían sido tomadas en 2019.
No obstante, la marquesa de Griñón ha decidido continuar con sus compromisos laborales, haciendo gala de la seriedad que la caracteriza, reapareciendo este jueves en el programa en el que colabora semanalmente junto a Nuria Roca, Cristina Pardo y Juan del Val, con quien se enfrentaba tras escuchar su opinón sobre la fidelidad.
“Lo único que me parece importante –de la infidelidad- es el dolor que puede generar, pero en general me parece que tiene una importancia bastante limitada”, confesó el escritor y guionista, que hacía saber a sus compañeros de tertulia que “hay miles de estudios” que tratan el concepto de fidelidad como algo “antinatural”.
Una afirmación que dejaba estupefacta a Falcó, que estaba asombrada con su visión. “¡No es biología, no somos monos! Tú controlas tus impulsos y tienes que saber tus límites”, se negaba a normalizar lo que le acababa de ocurrir. Pero el escritor insistía: “Te aseguro que no es una opinión mía, es absolutamente generalizada por cualquier psicólogo, pre gúntale al tuyo”. “Al mío no le vuelvo a preguntar nada, pero yo conozco a mucha gente que es fiel y que es feliz”, no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer la aristócrata, ante lo cual el autor de ‘Delparaíso’ bromeaba con que él conoce a mucha gente “que dice que es fiel”.
El debate también llegaba a las redes sociales. Miles de usuarios apoyaban a Tamara y se ponían en contra de Juan del Val, a quien le acusaban de ser una persona poco empática –“no era oportuno en ese momento”- y “soberbia”. “Que alguien le diga que ningún psicólogo te va a decir que la infidelidad es natural ni habitual”, creía un usuario que sus argumentos eran “de primero de cuñadismo”. “Me ha llamado por su simpleza”, “se cree en la posesión de la verdad” o “ha caído en la falacia naturalista”, son una muestra de la oleada de odio que ha recibido.