El cáncer de mama es una de las complicaciones más comunes en las mujeres. Es por eso que es de vital importancia que sepamos cómo reconocer los síntomas y, sobre todo, autoexplorarse. De esa manera, podremos saber si necesitamos acudir a un especialista o realizarnos algún tipo de pruebas. Pero, ¿cómo podemos hacerlo correctamente en casa?
De esta manera, si sabemos explorarnos podremos detectar cualquier anomalía o cambio que se produzcan en el pecho de la mujer. Eso será esencial a la hora de detectar, precozmente, de un posible cáncer de mama. Aunque será importante saber que no todos los bultos en el pecho son malignos, sino que suelen aparecer por los cambios hormonales u otras complicaciones.
Eso sí, ante cualquier alteración que detectemos habrá que acudir a un especialista. Una vez que decidas que quieres explorarte deberás saber que las mamas suelen tener una consistencia nodular y, por eso, en un principio, podemos pensar que está llena de pequeños bultos.
Para hacerlo correctamente habrá que situarse frente a un espejo. Así, se tendrán que dejar los brazos caídos, girar el tronco, de un lado a otro, para observar si hay algún bulto en la zona de los pezones. En el caso de que observes una zona roja o con una textura similar a la de la piel de naranja, deberás acudir a un especialista.
El siguiente paso será levantar los brazos para comprobar que el contorno de los pechos es uniforme y que tienen la misma forma. Luego, habrá que palpar cada una de las mamas con la mano contraria utilizando la yema de los dedos y con movimientos circulares. Habrá que empezar con la parte externa y, luego, ir hacia el pezón. Además, habrá que recorrer toda la mama siguiendo una línea recta, ya sea horizontal o vertical.
De la misma forma será esencial hacer fuerza sobre los pezones para ver si sale líquido. Así, la autorexploración deberá finalizar en las axilas, ya que la mayoría de los tumores se producen en esa parte de la mama.
Las alteraciones que podemos encontrarnos en la autoexploración incluyen que la palpación produzca cierto dolor, que cambie de color o tenga una textura parecida a la piel de naranja, que se detecten bultos o hundimientos y que salga líquidos de los pezones. Ante cualquier tipo de duda, siempre habrá que consultar a un profesional.