Vicky Martín Berrocal cumple 50 años radiante y feliz. La diseñadora se encuentra en un gran momento de su vida tanto personal como profesionalmente. Algo que no ha sido fácil para ella, que reconoce haber víctima de gordofobia desde pequeña. “Me han llamado gorda desde pequeña”, cuenta en su libro La felicidad ni tiene talla ni edad.
Su cuerpo siempre ha estado en el punto de mira y su peso cuestionado. “De pequeña, me llamaban gorda y tenía miedo a saltar a la comba, jugar, tirarme de cabeza a la piscina…”, cuenta a la revista ¡Hola!.
La empresaria reconoce que las críticas hacia su cuerpo han limitado su vida y por ello, cuando decidió dedicarse profesionalmente al mundo de la moda, se prometió a sí misma que ninguna mujer que comprase sus diseños tendría problemas a la hora de encontrar su talla.
La exmujer de Manuel Díaz, ‘El Cordobés’, lleva toda la vida tratando de aceptarse a sí misma y de ser feliz. Ha hecho infinidad de dietas en busca de un ideal marcado por una sociedad y unos cánones de belleza imposibles.
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Las críticas que ha recibido sobre su cuerpo desde la infancia han marcado la vida de Victoria, quien haciendo balance llegado el cuarto de siglo, se da cuenta de que la clave para ser feliz no reside en encajar en esos moldes que impone la industria de la moda y la belleza. Este es precisamente el mensaje que quiere transmitir en su libro: “Es que no quiero ser perfecta, quiero ser feliz”.
La báscula y el espejo han sido siempre sus grandes enemigos. Con ellos ha tenido una lucha constante y han llegado a ser un problema real en su vida. “He llorado mucho frente al espejo y al vestirme. Ha habido días que no he salido de casa por no verme bien, aunque todo el mundo me veía bien”, cuenta en la citada publicación, donde asegura haber pasado por periodos de “mucha ansiedad con la comida” y que “ha habido trastornos” por este tema.
“La primera vez que me llamaron gorda fue en el colegio. Cuando me fui a estudiar a Suiza, tenía una talla cuarenta y cuatro. No rellenita, era una niña gorda. Pero nadie tiene que venir a decirme nada. Que yo me miro al espejo por las mañanas y sé quién soy”, explica hablando del bullying que sufrió por su físico.
Ahora cumple cincuenta, feliz y libre de complejos. No quiere tenerlos. Aceptarse a sí misma no ha sido fácil, sin embargo, una vez aprendió a quererse a sí misma, todo en su vida cambió.