Acaba de soplar las velas de su 50 cumpleaños y se siente "mucho más segura de ella misma, en su "mejor versión". Vicky Martín Berrocal celebró sus cinco décadas en este mundo con la publicación de un libro que le ha costado trabajo y dedicación, 'La felicidad ni tiene talla ni tiene edad', un proyecto en el que recoge su lucha contra la obesidad, enfermedad que le diagnosticaron hace tres años.
En este contexto, la diseñadora ha recomendado su lectura a una usuaria de Instagram que le ha preguntado si se ve bien porque ella la ve gorda, con la esperanza de que "recapacite en el algúm momento" y cambie su actitud. "Quiero decirte que ya no me hace daño leer mensajes como este porque ya he aprendido a aceptarme", le hacía saber a esta mujer antes de darle réplica.
"Para que sepas algo más sobre mi y no solo te fijes en mi físico... Yo me miro al espejo y me gusto. Y créeme, eso es lo único que realmente me importa", reconocía que lo único que le produce "mucha tristeza" de esta situación es que "una mujer escriba así de otra". "Tenemos que ayudarnos", reivindicaba Vicky, que siempre ha explicado que tuvo que ponerse en manos de especialistas y cambiar de estilo de vida tras enterarse por una analítica de que su peso no era el adecuado.
De hecho, en una entrevista concedida a la revista ¡HOLA!, la diseñadora iba más allá y rescataba el momento exacto en el que se dio cuenta de que tenía que cambiar sus hábitos. Fue durante unas vacaciones en el Caribe junto a João Viegas, el empresario portugués con el que mantuvo una relación de cuatro años. "Estábamos en República Dominicana en Fin de Año con mi familia y la suya. Me tumbé en la playa y, cuando quise darme un baño, necesité la mano de mi madre y la de João para levantarme de la hamaca. No era capaz ni de cruzar las piernas", recordaba Berrocal.
En ese preciso momento, Vicky pesaba "casi noventa y seis kilos" y en la actualidad está en "setenta y dos". Desde el diagnóstico ha perdido casi veinticinco kilos. Eso sí, en la mencionada revista, Berrocal puntualizaba que no se siente "segura de sí misma" únicamente por su tranformación física. "He llorado con una talla 40 mirándome al espejo y he llorado con una talla cuarenta y seis. No era una cuestión de peso, sino de mente. Eran inseguridades", achacaba. "Me ha costado cincuenta años sacar mi mejor versión en todo: como madre, como hija, como amiga, como profesional, como mujer…", se encuentra pletórica en esta etapa.