Entre todas las declaraciones y confesiones que Ana Obregón hizo en su esperada reaparición pública, hubo una que llamó poderosamente la atención por ser tan insólita como impensable. Se trata de una vivencia de la que solo tenía constancia su entorno y que sucedió el día en que tuvo lugar la primera reunión para formalizar el cierre de ‘El chico de las musarañas’, obra que comenzó a escribir Aless Lequio y que concluyó la actriz tras su muerte.
“Me estaban intentando convencer, pero yo no estaba muy segura porque no sabía si tendría fuerzas”, explicaba en el hotel Westin Palace de Madrid, sorprendiendo a los presentes al recordar lo que sucedió en ese mismo instante. “Pongo mi móvil sobre la mesa y, de repente, empieza a sonar. Miro y ¿de quién era la llamada? Era de Aless”. El dispositivo llevaba dos años apagado y guardado en un cajón, por lo que Ana lo interpretó como una señal de su hijo: “Me dije que tenía que hacerlo porque es lo que él quería”.
Las críticas hacia Ana, sobre todo las que hacían alusión a su salud mental, no tardaron en llegar, provocando que Paz Padilla haya dado la cara por su compañera, compartiendo con su comunidad experiencias similares que ha tenido tras el fallecimiento de su marido.
La actriz de La que se avecina ha narrado que, tras la muerte de su pareja, dio de baja su teléfono y lo guardó en su mesilla de noche. “Escribo el libro, lo estreno, preparo la obra de teatro y el 7 de septiembre de 2021 voy a estrenar”, contextualizaba la humorista, que reconoce que estuvo bloqueada en los ensayos porque tenía que revivir momentos bastantes tristes de su historia. “El día del estreno, recibo una foto de Antonio y mía, y miro y digo: ‘¿perdona?’. Un mensaje de Antonio. Lo abro, es su número de teléfono y hay una foto de los dos”, interpretó esa imagen como una señal.
“Cuando llego a casa, voy a la mesilla de noche y el móvil no tenía batería. Lo pongo a cargar, estaba totalmente vacío. Abro el móvil, aunque no tiene línea, y efectivamente, el último mensaje que manda desde el teléfono es esa foto. ¿Alguien me lo puede explicar? Nadie sabía las claves para abrir ese teléfono salvo yo. Nadie podía abrir ese teléfono y además no había línea […] ¿Es una manera de comunicarse que tienen con nosotros o es que nos reconforta pensar que en cierta forma ellos están?”, se preguntaba.
Para Paz fue “un shock” recibir este mensaje. “Yo lloraba y lloraba, pero lo interpreté como que me mandó una señal. No cuestiono a Ana en absoluto”, apoyaba públicamente la actriz, garantizando a sus seguidores que no es la primera señal que recibe: “Es como las mariposas, todos los días veo una. En Filomena, con un frío horroroso y nevando, estoy leyendo el último capítulo del libro, llorando como una condenada, y miro fuera y había dos volando. Tengo una casa en Cádiz que es una novena planta y hasta ahí llegan las mariposas. Todos los días veo una”.