Alaska, la inconfundible musa de la movida madrileña, ha celebrado su 60º cumpleaños concediendo una entrevista a los compañeros de 'Vanity Fair'. Una conversación sincera en la que ha abordado con total honestidad diversos aspectos de su vida personal, incluyendo su relación con las drogas.
"Entiendo el papel de las drogas de mi entorno. Pero a mí nunca me ha fascinado ni el caballo, ni la cocaína, ni los porros. O el alcohol. Cuando me dicen: “Bueno, ¡es que ha sido super- guay, qué fuerte!”... A mí no me han gustado", reconoce que no se ha sentido nunca atraída por los estupefacientes, asumiendo que "la comida" es la única sustancia hacia la que siente cierta dependencia. "A quien le vengan bien, hay drogas que amplían la expansión mental y son maravillosas. El problema es cómo elige afrontarlo cada uno", defiende.
De hecho, hace unos años, en una charla con el medio Elle, en relación a este asunto, compartía una divertida anécdota que tiene a Pedro Almodóvar como protagonista. "Él, cuando sale el tema, siempre dice: 'Que hable ella, que, como no se drogaba, se acuerda de todo'. Yo las he tenido delante, al alcance de mi mano, pero no me van. No me gustan, así que no creo que haya sido mérito mío no consumirlas", reconocía entonces que las observa "desde un punto de vista antropológico, cero lúdico".
No ha sido el único tema sobre el que se ha mojado. Consciente de las conjeturas que hay en torno a sus afinidades políticas, Olvido ha resuelto la incógnita en este reportaje. "No" se considera una "señora de derechas, pero progresista tampoco". "Estamos hablando de términos del XIX. ¿En qué siglo estamos? Las cosas funcionan de otra manera", cree Alaska, que ha dejado clara su postura: "Yo no quiero conservar nada. Y mira que soy como anticuaria, y me parece maravilloso todo lo que ya ha existido. Pero no es mi fin en la vida. Tampoco soy una señora de izquierdas. Alaska es Alaska".
La de Fangoria opina que "el mundo va mucho más allá" y que existen "muchas" posturas como para sentirse identificada con una. "He vivido 40 años sin pensar en etiquetas y estoy un poquito hasta el coño de que ahora todo sea izquierda o derecha", lamenta la artista multidisciplinar. "El mundo es Bowie. ¡Yo qué sé lo que votaba Bowie! Ni me importa. O Warhol. Me imagino que un año la cosa y, el siguiente, la contraria. Que es lo que más me podría gustar de Warhol", está convencida de que en este aspecto "hemos ido un poquito para atrás".