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En tan solo tres días, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se darán finalmente el ‘sí, quiero’. Se formalizará así una relación que ha copado titulares desde que se supo que la hija de Isabel Preysler ya no estaba soltera, pero cuya proyección mediática se multiplicó tras su sonada ruptura y posterior reconciliación. En estos meses de preparativos, las distintas tramas de la boda de la temporada han dotado de contenido al público: algunas, como las del vestido de la novia, por lo sorpresivas que han sido; otras, como el reciente robo de joyas, digna del mejor cine de atracaos, por lo surrealista del caso. Sobre este último episodio se ha pronunciado ahora Alessandro Lequio.
El conde ha reflexionado en su perfil de Instagram respecto a lo sucedido con el atraco de las piezas días antes de la celebración del enlace. Lo ha hecho sugiriendo una posible teoría sobre lo que, según él, podría haber pasado en realidad. "La sensación que tengo es que la familia Onieva está irritada porque se ha descubierto que les iban a prestar joyas", ha comenzado el italiano.
Lequio ha sugerido que los joyeros solo prestarían las joyas para obtener alguna rentabilidad, supuesto que ocurriría exclusivamente si las lucen en primera fila (como será el caso de los Onieva). Según su opinión, el clan sentiría vergüenza ahora tras haber saltado la noticia a los medios.
Un enfado, el que tendría la familia del novio, absurdo según su parecer, toda vez que el empresario ya ha revelado "de quién va a ser el chaqué, de quién va a ser la camisa, de quién va a ser la corbata, de quién van a ser los zapatos… todo está patrocinado, y las joyas de su familia parece que iban por el mismo camino", ha señalado Lequio.
Lo grave, según sus propias palabras.es la "total falta de empatía" que los Onieva estarían mostrando con los joyeros atracados, de quienes la madre de Íñigo, Carolina Molas, ha dicho que los conoce. "No ha tenido ni una sola palabra hacia ellos, que seguramente han pasado por el peor momento de su vida, ha reflexionado Alessandro.
El pasado jueves, en la autovía A-6 y a la altura del madrileño municipio de Las Rozas, tuvo lugar el susodicho atraco. Tres atracadores armados con un hacha y una pistola y disfrazados de Guardias Civiles interceptaron el vehículo de dos joyeros de Valladolid y robaron un maletín con dichos objetos, valorados en un total de dos millones de euros.
Las primeras informaciones apuntaron a que las piezas podrían pertenecer a la marquesa de Griñón, pero después de que trascendiese la noticia, su madre, Isabel Preysler, desmintió que fuesen suyas o de su hija. La propia joyería negó posteriormente que los artículos fuesen para la novia.
El periodista Aurelio Manzano apuntó días después que las joyas habían sido mostradas a invitados al enlace, pero pertenecientes a la familia de Onieva y no de Falcó. El propio Íñigo acabó por pronunciarse al respecto tras las preguntas de la prensa: "Eso no es nuestro, eso será de otra pareja”, señaló.