Dio sus primeros pasos en el mundo del audiovisual siendo apenas un adolescente. Tras debutar en el séptimo arte con 'Quince años y un día', de Gracia Querejeta, su salto a la fama definitivo llegó de la mano de 'Élite'. Su participación en la serie de adolescentes convirtió a Arón Piper en un auténtico ídolo, desarrollando una prometedora carrera en cine y televisión, que ha compaginado con su trabajo como músico, su rol como imagen de marca. Las andanzas del actor son seguidas por millones de personas en redes sociales, que conocen al dedillo su día a día profesional. Ahora, Arón ha revelado un dato desconocido sobre sí mismo: padece un trastorno específico del aprendizaje, asociado a los números, denominado discalculia.
Pese a la explosiva proyección mediática que ha acumulado en los últimos años, Piper (nacido en Berlín, pero criado en Barcelona, de padre alemán y madre española), mantiene un firme hermetismo respecto de su faceta personal. Sí ha hablado de sus momentos más duros, revelando, por ejemplo, que tocó fondo cuando tenía diecisiete años con una depresión tras haberse relacionado con "malas compañías". Pero otras esferas permanecen al margen.
Es lo que ha ocurrido, por ejemplo, respecto de su vida sentimental, sobre la que el intérprete apenas ha hecho menciones, pese a haber sido vinculado con varias mujeres famosas, como Jessica Goicoechea o Dua Lipa. Algo parecido sucede con su vida familiar, sobre la que recientemente ha proporcionado más detalles, revelando que pudo haber tenido hasta cinco hermanos mayores de no haber sido por los abortos que sufrió su madre.
Ahora, el actor hispano-alemán se ha sincerado al hablar del trastorno que padece. Lo ha hecho durante su reciente intervención en 'El Hormiguero' para promocionar su nueva serie, 'El correo', en la que trabaja para una organización internacional dedicada al blanqueo de dinero. Algo que, reconocía, le sería complicado en su vida real debido a las consecuencias de sufrir discalculia.
Se trata de una condición neurológica que dificulta el aprendizaje. Así lo ha resumido el intérprete: "La discalculia es como la dislexia, pero de números. Se me puede timar fácilmente en cuanto al dinero, con el cambio, no calculo". Arón admite que no hace los movimientos mentales que puede hacer cualquiera a la hora de calcular: "Yo haré otras cosas, doy mil vueltas, y no llego al objetivo".
Una circunstancia que le genera dificultades en su día a día, especialmente en situaciones como cuando tiene que pagar cosas a medias o recibir el cambio o la vuelta tras haber pagado: "Yo de pequeño no entendía, a ver si lo explico bien, que si tú tenías un billete de diez, yo te debo cinco...", ha relatado entre risas, sin poder llegar a una conclusión, y asegurando que para las negociaciones confía ciegamente en su representante.