Bárbara Rey está viviendo uno de los días más agridulces hasta la fecha. La vedette, que cumple 74 años este 2 de febrero, ha roto su silencio como nunca antes tras el polémico testimonio de su hijo, Ángel Cristo Jr. en '¡De Viernes!'. Desde entonces, la exdomadora de elefantes está en uno de los momentos más delicados de su vida, tal y como ha reconocido en primera persona en el día en el que celebra el aniversario de su llegada al mundo.
Desde que su primogénito reaparecía en televisión para relatar cómo realmente se había comportado su madre con él a lo largo de su vida, Bárbara tomaba la decisión de ponerse en manos de profesionales para gestionar esta nueva polémica. En las últimas semanas, además, ha contado con la ayuda incondicional de su hija, Sofía Cristo, quién sí está invitada a su celebración de cumpleaños. "El cumpleaños es una cosa muy relativa y no creo que quiera disculparse, pero ha sido todo muy doloroso porque mi hija y yo somos conocedoras de la verdad", ha dicho en el programa que conduce Jaime Cantizano. Sobre su hija pequeña, Rey ha solo ha tenido halagos hacia ella: "Siempre riendo, comiendo, ha sido maravillosa desde que nació. Nunca me ha dado un disgusto y doy gracias a Dios por la hija que tengo".
Sin embargo, la viuda de Ángel Cristo no ha podido evitar recordar en 'Mañaneros' que, a pesar de cumplir un año más, los últimos meses han sido "los más duros de su vida": "He necesitado un poco de ayuda, estoy recibiendo un tratamiento y lo primero que me han dicho es que me arregle y salga para distraerme y que la cabeza no piense en cosas que no son buenas para mí. Estoy recibiendo mucha ayuda, no solo de mi psicóloga, sino de unas amigas maravillosas".
¿El motivo? La desgarradora entrevista de su hijo pequeño, del que espera no recibir ninguna felicitación, aunque ha confesado, ante la atenta mirada de Cantizano, que "sí le gustaría": "No espero ningún mensaje porqué sé que no lo voy a recibir. Hay que dar otros pasos antes y las cosas con una felicitación no se puede arreglar, es algo más intenso y profundo. No sé si tendría la capacidad de perdonar si me llamase porque el dolor ha sido inmenso. Una madre es madre todos los días, no solo el día de su cumpleaños".