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El papa Francisco acudió al psiquiatra: las confesiones sobre su salud mental, en su entrevista póstuma

Tras el fallecimiento del papa Francisco el pasado lunes a los 88 años de edad, ha salido a la luz una entrevista póstuma del pontífice. Se trata de una charla de una hora que mantuvo con el periodista Nelson Castro en 2018 y que Francisco autorizó a publicar únicamente cuando ya hubiese fallecido.

Apenas dos días después y mientras se prepara el último adiós al pontífice, Telenoche ha hecho públicos los audios de esta conversación en la que el papa Francisco se sincera como nunca y descubre algunos aspectos muy íntimos de los que nunca antes había hablado como la necesidad que tuvo que ir al psiquiatra durante la dictadura argentina porque había cosas que no podía gestionar o cómo lidia con la ansiedad.

La terapia le ayudó a gestionar sus miedos durante la dictadura

Durante este encuentro con Nelson Castro, Francisco recordó lo difícil que fue vivir durante la dictadura en su país (1976 - 1983). Cuando comenzó este período y hasta 1979, fue provincial de los jesuitas argentinos y ayudó a los opositores organizando una red clandestina para ayudarles a huir a Brasil a pesar del riesgo que eso entrañaba.

El miedo a ser descubierto y los riesgos que corría acabaron pasando factura al pontífice, que optó por pedir ayuda. "Durante seis meses, cuando era provincial, que era un momento muy difícil... era el tiempo de la dictadura y todo el problema de rescatar gente, bueno, todo eso que ya se sabe porque es público. Llevar gente escondida y eso… había cosas que no sabía manejar bien. Entonces fui a ver a una señora, una gran mujer. Era psiquiatra y me ayudaba con explicaciones, consejos, o sea, a hondazo limpio me ubicaba. Fueron seis meses que fueron muy muy… Me ayudó muchísimo… La doctora Rubel. Una gran mujer"

Según explica en esta sincera charla, la doctora le ayudó a gestionar esta complicada situación. "Me ayudó para clarificar con algunas cosas, ciertos mecanismos y miedos que me venían. Imagínese; llevar escondido en el auto de atrás a uno, tapado con una frazada y pasar tres controles de Campo de Mayo desde Buenos Aires a San Miguel. La tensión era difícil, ¿no?“, recordaba entonces el pontífice, que cree que en los tiempos actuales la psicología es algo fundamental. "Todo sacerdote debe saber algo de la piscología humana. Estudiar psicología, hoy en día, es necesario para pastorear", aseveró.

Así gestionaba la ansiedad

Siguiendo con la importancia de la salud mental, el papa también se refirió en esta entrevista a los problemas de ansiedad y aseguraba que "es peligrosísimo dejarse llevar por ella", aunque reconocía que era inevitable sentirla en muchas ocasiones. "Cuando viene el espíritu de la tristeza, porque no puede resolver un problema, o porque se le murió alguien querido.. Cuando viene el espíritu de la tristeza que lo tira abajo a uno...", decía el pontífice, que recordaba los malos momentos que vivió a lo largo de su vida. "Tristezas he tenido muchas. Situaciones de dolor humano sobre la muerte del papá, de la mamá…Tristezas o preocupaciones en momentos difíciles. Tienes que decir ‘bueno, estoy sufriendo’, decirse la verdad, pero el sufrimiento no se va".

El papa creía que había que "estar atentos a las neurosis, porque son partes constitutivas de las personas" y que lo importante es ser consciente de esa situación y actuar para intentar controlar esa ansiedad. "Hay que saber frenar. Hay que aplicar el célebre proverbio atribuido a Napoleón Bonaparte: ‘Vísteme despacio que estoy apurado’", decía el pontífice, que aseguraba que la tenía "bastante domada" y que la música, especialmente la de Johann Sebastian Bach, le ayudaba a gestionarla. "Me serena y me ayuda a analizar los problemas de una manera mejor", decía el pontífice que recordó que cuando supo que iba a ser papa no sintió ansiedad sino que sintió paz. De hecho, desveló que, cuando ya imaginaba que iba a ser elegido , durmió la siesta tranquilamente.

No era un hombre rencoroso

En cuanto a su forma de ser, el papa aseguraba que, aunque se enfadaba como todo el mundo, no era un hombre rencoroso. "Me arrabio, como dicen acá, a veces digo ’pucha, ¿por qué pasó esto?, qué salame’. Pero de ahí no pasa, no guardo rencores”, explicó el pontífice, que creía que el rencor sólo le hacía daño a él. "Por ahí hay una cosa me disgusta, que sé yo, o me la callo para siempre sin rencor o lo enfrento, me hace daño guardar rencor".

Además, en cuanto a cómo afrontaba los errores, el papa aseveró que siempre que podía intentaba repararlo. "Y el error lo vivo con pena, con arrepentimiento y trato de repararlo, eso sí, cuando se puede reparar”, decía Francisco, que expresó que lo que le afligía era "el dolor ajeno", especialmente el de los más pequeños y los mayores. "Los chicos que están muriendo de hambre. Y en países que podrían solucionar el problema. Chicos soldados. A mí el problema de los niños me toca mucho y el problema de los ancianos también, los ancianos abandonados".

¿Se ha sentido solo durante su papado?

El papa también habló de la vida en el Vaticano y aseguró que no se sentía solo. "Para nada. El hecho de vivir en Santa Marta con una comunidad de gente, es normal. Yo no hubiera aguantado vivir en el departamento de las papas solo, no lo hubiera aguantado”, comentó entonces Francisco, que también aseguró que no echaba de menos su Argentina natal. "Siempre pienso con simpatía porque la quiero a la patria, con mucha simpatía, pero no siento esa ansia de volver, no extraño".

Por último, el papá habló de la muerte y del miedo que le daba sufrir. "Lo único que le pido a Jesús es: ‘Señor, si me querés hacer una gauchada, que no me duela’. Porque en eso soy un poquitito cobarde... para el dolor", le dijo al periodista Nelson Castro en esta entrevista que ha descubierto la faceta más íntima y privada de un hombre que ha marcado el nacimiento de una nueva era en la Iglesia católica.

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