Para algunos ha sido su musa en esta cuarentena. Mientras sus compañeros de profesión se dejaban la voz a concierto diario en sus directos de Instagram, Amaia Montero decidió aportar su granito de arena de una manera muy diferente. Sin grandes pretensiones, la artista visibilizó el 'no todo es perfecto', el 'no pasa nada por estar mal'. Por ello, cada vez que comparte un espacio de su intimidad en su Instagram recibe una explosión de cariño de parte de sus fans. Incluso cuando emite un comunicado para zanjar definitivamente todas las especulaciones sobre sus operaciones estéticas.
En estos meses de encierro, cada vez que hablaba subía el pan (y para bien). Si parafraseaba una de las canciones de su etapa en 'La Oreja de Van Gogh', se liaba. Si mandaba amor a sus excompañeros de banda, se liaba otra vez. Si felicitaba a Malú por su reciente maternidad tras su pelea pública, sucedía lo mismo. Y si anunciaba su retirada temporal de la música porque necesitaba tomarse un respiro, la reacción de parte de su público volvía a ser masiva.
"Cuando crea conveniente, haré lo que tenga que hacer. Lo último que necesito es más presión. Sé que me queréis y que levantáis los brazos siempre por mí, lo tengo clarísimo, al igual que yo por vosotros". Esta fue la justificación de Montero tras no verse capacitada para conectarse en directo con su audiencia. "Os quiero comunicar que no me encuentro bien físicamente para hacerlo, mucha fuerza y todo mi amor a todos", manifestaba.
Esta presión mediática, que generó el movimiento #EnLosZapatosDeAmaiaAhora como muestra de apoyo, derivó en la siguiente decisión: "Solo necesito curarme y componer con tranquilidad y sin presiones mi nuevo disco". Y su público, una vez más, lo comprendió.
En este tiempo, Amaia Montero también tuvo que dar explicaciones sobre por qué no mostraba su aspecto actual y llenaba su feed de Instagram de fotos de archivo. "Queremos fotos nuevas" era una frase que se repetía de forma constante cada vez que la cantante compartía una instantánea del pasado. "Me gustaría tener la libertad de colgar las fotos que me dé la gana, sean antiguas o actuales, y si no te gusta, ya sabes. Esto va también para algunas personas que me dicen cosas parecidas. Os aseguro que todo tiene un porqué", zanjó.
Pero ahora ha decidio dar el paso. Posando desde su casa, en un frondoso jardín perfecto para esa desconexión que tanto ansiaba, la de Irún ha reaparecido con gafas de sol, un turbante y una camiseta de cuello asimétrico con el rostro de Frida Kahlo pintado. "Qué delgada, casi no te reconozco", "Qué fotaza, hermosa" o "Qué bien te está sentando el verano" son algunas de las respuestas a este post en el que ha vuelto a agradecer el cariño recibido: "Gracias por tantas palabras bonitas, me llenan de luz y vida".